Su gobierno parece enfocar el fenómeno de la migración irregular, principalmente, desde el punto de vista de seguridad. Prueba de ello fue la reunión que sostuvo la semana pasada la secretaria de Seguridad Nacional, Krstjen Nielsen, con los ministros de seguridad de Centroamérica, a quienes les exigió determinación para frenar las caravanas.
Sin embargo, el NYT considera que, “una respuesta más humana y efectiva” para abordar el problema de la migración ilegal hacia EE. UU. sería abordar los motivos que generan la desesperación en los ciudadanos de Centroamérica que los impulsa hacia el norte.
Asimismo, el editorial también critica la falta de interés, competencia o voluntad que han tenido los líderes de los países del Triángulo Norte de Centroamérica para erradicar los grandes problemas de sus países, y señala como tales el que “las élites controlan gran parte de la tierra y evaden impuestos”, la baja tasa impositiva, así como la corrupción.
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Los tres países se han convertido en los principales exportadores de migrantes. De acuerdo con datos oficiales, en el año fiscal 2018 de estos países provino el 79 por ciento del total de menores no acompañados que fueron detenidos en la frontera sur, 38 mil 189 de 48 mil 325.
También, de Guatemala, Honduras y El Salvador, eran originarias el 98 por ciento de unidades familiares que fueron sorprendidas cruzando la frontera México-EE. UU., 103 mil 509 de un total del 105 mil 770.
Democracias más fuertes
El NYT critica que, a lo largo de los años, EE. UU. “han contribuido a la inestabilidad” de la región “apoyando a los autócratas en las guerras civiles y tolerando la corrupción que ha generado la criminalidad”, y como ejemplo cita que, en el 2017, Washington reconoció los resultados de las elecciones presidenciales de Honduras, cuando fue reelegido Juan Orlando Hernández, mientras la Organización de Estados Americanos había hecho el llamado a convocar nuevas elecciones por irregularidades en el proceso.
Ciertamente, y aunque tanto autoridades estadounidenses como hondureñas han calificado las caravanas como movimientos que estarían impulsados con fines políticos, los migrantes de estos grupos que se han movilizado desde octubre pasado, utilizan como uno de sus argumentos de su huida de Honduras la reelección de Hernández.
El medio estadounidense señala que el Gobierno de EE. UU. apoyó durante décadas la democracia y desarrollo económico y social de los países centroamericanos, pero que la administración de Trump ha redirigido los esfuerzos a la prevención de la migración ilegal y el combate al crimen organizado, así como en “generar oportunidades de exportación e inversión para las empresas estadounidenses”, de acuerdo con un informe del Servicio de Investigación del Congreso.
El NYT destaca un descenso en los homicidios en los tres países, aunque las tasas siguen altas, así como un crecimiento económico sostenido desde el 2014, también que se ha perseguido casos criminales que involucran a presidentes y otros líderes, pero que intereses políticos y económicos amenazan con anular ese trabajo.
Esperanza
No obstante, en lo que considera “razones para tener esperanza”, el editorial enumera varios programas comunitarios que han contribuido a reducir la violencia, administrados por la Agencia de EE. UU. para el Desarrollo Internacional, así como programas para fortalecer la administración pública y ayudar a los agricultores.
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El editorial del NYT concluye que los líderes centroamericanos serán quienes tengan la responsabilidad de hacer las reformas necesarias para frenar la migración ilegal y que EE. UU. puede contribuir a frenar este éxodo desesperado si invierte los recursos económicos de apoyo, en democracia, reforma judicial y crecimiento económico, algo en lo que “hasta el momento, Trump ha mostrado poco interés”.
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