La evaluación del papel de la Cicig

EDITORIAL OPINIÓN

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Cuando se analiza la totalidad de hechos ocurridos en Guatemala durante el año 2009, es imposible dejar de considerar como el más importante a la actividad realizada por la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), encabezada por el jurista español Carlos Castresana, quien se convirtió en un personaje de primer orden en el escenario nacional.

Es necesario señalar que Castresana actúa en el país como representante de la más importante entidad política internacional, la Organización de las Naciones Unidas. Su presencia en esta nación es una muestra de la preocupación sentida afuera de nuestras fronteras por una de las principales lacras que asuelan a Guatemala: la impunidad en la que queda el 97 por ciento de los crímenes de todo tipo cometidos.

Si bien el espíritu que la Cicig representaba en el momento de su creación era la investigación de los hechos delictivos relacionados con el largo y sangriento conflicto armado interno, el tiempo que esa entidad internacional ha actuado demuestra que aunque dicha tarea es plausible, los terribles efectos de la impunidad en el país, pasados 13 años desde la firma de los acuerdos de paz, se relacionan sobre todo con la impunidad de los hechos criminales que no tienen motivaciones políticas, y de los cuales ningún ciudadano puede escapar cuando es víctima de los malhechores de toda laya que aterrorizan a la sociedad guatemalteca y la sumen en la desesperación.

La tarea de la Cicig, al principio rechazada por algunos sectores influyentes de la sociedad, es ahora comprendida como lo que realmente la inspira: permitirle a los ciudadanos de Guatemala, a los extranjeros y a la comunidad internacional organizada, el retorno de la confianza en las instituciones jurídicas nacionales. Si bien no solo la entidad encabezada por Castresana tiene la responsabilidad de esta tarea, es un hecho que el esclarecimiento de casos emblemáticos es un paso que, cuando sea posible darlo, traerá consecuencias positivas para la percepción de gobernabilidad que es necesario tener en las sociedades democráticas.

Otro efecto del trabajo de la Cicig es que los guatemaltecos se acostumbrarán a una justicia a la que tienen derecho. En ese sentido, se puede establecer un paralelismo con el momento en que entró en vigencia la Ley de Emisión del Pensamiento, que permitió la apertura de la publicación y expresión de opiniones sin temor a represalias ni a la aplicación casuística de leyes que en manera alguna la limiten. Hasta ahora, la generalidad de guatemaltecos acepta con resignación que las acciones criminales en su contra simplemente no sean resueltas ni los culpables castigados en manera alguna.

La Cicig comienza la tarea del año 2010 con el beneficio de ser respaldada por una mayoría significativa de ciudadanos. Esto debe servir de aliciente para que sus integrantes cumplan a cabalidad con su deber, pero al mismo tiempo para que los guatemaltecos comprendamos los beneficios de reducir al mínimo la impunidad y de que quienes delinquen o lo hayan hecho en el pasado rindan cuentas a la justicia.

Frases del día

“Solicito al mandatario (Álvaro) Colom que haya más transparencia en su gobierno, que optimice los recursos, que no apruebe más impuestos y que trabaje en favor de la clase desposeída”.

EDWIN CORDÓN,Líder comunitario de Izabal
acerca de lo que espera del Gobierno.

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