Guatemala

La ruta maya hacia los Estados Unidos

Llegar a la meta no será fácil; para lograr su propósito tienen que recorrer miles de kilómetros en medio de metrópolis, montañas, desiertos, ríos y veredas

Cientos de migrantes centroamericanos, entre ellos, guatemaltecos, aceleran estos días el paso hacia Estados Unidos, antes de que arranque la construcción del muro en la frontera con México. La denominada Ruta Maya se ha convertido en el paso preferido para muchos, debido al poco control que ahí ejercen las autoridades migratorias.

Quienes se aventuran son conscientes de que llegar a la meta no será fácil, pero, dejando de lado las advertencias, van hacia el norte por tierras peteneras, a sabiendas de que para lograr su propósito, tienen que recorrer miles de kilómetros en medio de metrópolis, montañas, desiertos, ríos y veredas.

?Por la situación en que vivimos la mayoría, nos desesperamos y emprendemos el viaje hacia Norteamérica. Ahora tenemos que acelerar el paso, ya que después de que construyan ese gigantesco muro, la pasada va a ser más difícil?, dijo Wilmer Palacios, quien esperaba en Flores el momento adecuado para iniciar el trayecto que normalmente se hace por dos vías.

La primera, por tierra, de Santa Elena a El Naranjo (180 km), y de ahí, en barca, por el río San Pedro hacia El Ceibo, para entrar en México, por Tenosique, estado de Tabasco.

La segunda va de Santa Elena hacia La Libertad y El Subín (50 km); de ahí, otros 80 km para Las Cruces y Bethel, donde hay que abordar una lancha para ir a Corazal (punto fronterizo con Chiapas), por el río Usumacinta, y de ahí a Tenosique.

En El Naranjo se puede observar a cientos de inmigrantes que esperan pasar. Muchos se encuentran varados, luego de ser víctimas de los ladrones, un mal coyote o agentes de la Policía. Antonio Ruiz cuenta que se encontraba cerca de Sinaloa, cuando fue detenido por Migración.

?Varios días pasé sin probar algún bocado. Para sobrevivir honradamente tuve que pedir dinero y trabajar limpiando ventanas. Aquí me voy a quedar, y en breve lo volveré a intentar?.

En la calle principal se les ve platicando en grupos, mientras otros se dirigen hacia la orilla del río San Pedro, donde abordarán por unos US$20 una lancha que los trasladará a El Ceibo, colindantes con Tenosique, México.

El recorrido es de 45 minutos, durante los cuales les dará tiempo para analizar la forma de pasar la línea divisoria, sin ser visto por la Policía, el Ejército y la migra mexicana.

En el lado de Guatemala, los agentes de Migración les piden que se identifiquen: ?Lo hacemos por su seguridad, pues en ocasiones estas personas han sido atacadas a balazos, y es difícil identificarlas?, dice uno de los agente de la aldea El Naranjo.

Debido a la afluencia masiva de migrantes, los operativos se han incrementado. ?Si no traen documento alguno que identifique su país de origen, son trasladados hacia las oficinas de Migración?, dice Nery Quiroa, jefe de la Policía de Petén.

Pero los migrantes no están solos, la iglesia Católica en Santa Elena, Flores y San Benito tiene un programa de ayuda, denominado Pastoral de la Movilidad Humana, en donde se les brinda alimentación, alojamiento y medicina.

Para llegar hasta México desde Bethel, es imprescindible el uso de lanchas que recorren más de una hora, río arriba. También se puede seguir hasta La Técnica, por un camino empolvado, y de ahí Corozal, hastaTenosique.

Ya en México abordan un tren hacia Veracruz. El trayecto dura de dos a cuatro días, colgados o sobre los vagones. Coatzalcoalcos será la primera estación en Veracruz. Ahí pernoctarán, a no más de cinco metros de la vía, a la espera del próximo tren con dirección a Medias Aguas.

Aquí volverán a hacer escala hasta Tierra Blanca, camino a Córdoba, siempre hacia el norte.

En esta última ciudad tendrán que elegir si seguir la ruta atlántica, para acceder a los EE.UU. por Matamoros (Tamaulipas), o desviarse al Distrito Federal.

Si eligen la segunda opción, se dirigirán a la frontera de algún otro estado norteño (Piedras Negras en Coahuila, Ciudad Juárez en Chihuahua, Tijuana en Baja California, o Nogales, Agua Prieta, desierto de El Sásabe en Sonora).

Las rutas hacia México y Estados Unidos varían en función de los contratistas, de los negocios hechos con los agentes fronterizos, los coyotes, los guías y las pistas que puedan ir dejando.

Los grupos son, normalmente, de entre 200 y 400 personas. Algunas son abandonadas, otras se quedan en el camino, trabajando como mozos de campo, para completar la cuota o para juntar el dinero de regreso a su lugar de origen.