Ésta no es más que la aplicación de medicamentos (narcóticos, analgésicos, etc.) que llegan al torrente sanguíneo.
Luego al sistema nervioso y cerebro, y detienen temporalmente la sensibilidad de una zona específica o de todo el cuerpo, dice la médica anestesióloga Ellín Valenzuela de Mazariegos.
También se usan relajantes para órganos fibrosos cuyo objetivo es distender los músculos, así el cirujano trabaja sin las respuestas reflejas (contracciones). Entre ellos: succinilcolina, atracurio, norcuronio.
Asimismo, los derivados de la morfina para erradicar la dolencia que la intervención conlleva. Y agentes anestésicos por vía intravenosoa como el propofol, o por vía respiratoria como el halotano, isoflurano, desflurano.
Cuando se brinda anestesia regional y local, se emplean compuestos que bloquean la generación y transmisión de impulsos eléctricos, entre ellos, la familia de las lidocainas.
Clasificación
Existen varios tipos de anestesia según la zona en donde se efectuará la intervención: local, regional y general.
La primera adormece sólo la parte del cuerpo específica. Es la ideal para procedimientos como extracción de muelas, coser una cortadura o cirugía de ojos, entre otros.
Se emplea un atomizador (para áreas donde hay mucosa, como nariz o boca) o bien, una inyección.
La segunda suele utilizarse para cirugías mayores. Se divide en troncular: de plexo nervioso, nervio periférico y regional intravenosa) ?cuando inyectan el anestésico en el lugar donde están los nervios que inervan las ecciones interesadas y bloquean el dolor en la parte inferior del cuerpo? y raquídea (epidural, intradural y caudal).
Ésta se coloca en la médula espinal, ya sea en el espacio que se ubica milímetros antes del canal medular, o en éste, o más abajo cuando se requieren cirugía de periné y ano, añade Valenzuela.
En ambos casos se requiere una jeringa a través de la cual se introduce el medicamento que bloqueará los nervios que transmiten el dolor, pero sin perder la capacidad de moverse.
En ocasiones se coloca un tubo fino, o catéter, para tratar el malestar durante varios días, después de la operación.
La general, en cambio, relaja todos sus músculos y a la vez inhibe el dolor.
Se puede dar como medicamento intravenoso o por medio de un gas inhalado a través de una máscara o tubo respiratorio que llega a la tráquea, luego pulmones y después al cerebro hasta provocar un estado de inconciencia.
O bien, de ambas formas. Además, se aplican relajantes para que el cirujano trabaje con más facilidad, pues si los músculos se contraen, la labor se dificulta.
Se usa para trasplantes de órganos, fracturas expuestas en las que se lesionan de igual forma huesos, tejidos y ligamentos, operaciones de intestino o vesícula, por mencionar algunas.
Observación de primera
?En ningún momento el paciente está tan bien cuidado como cuando está bajo los efectos de la anestesia?, comenta Valenzuela. Durante el procedimiento, los médicos llevan un monitoreo de su frecuencia cardiaca, respiración, presión sanguínea, temperatura corporal, y otros signos que le indicarán que el medicamento está actuando bien y el paciente responde de igual manera.
Mientras el paciente esté dormido colocan un tubo respiratorio en la boca para que el anestesiólogo le ayude a respirar y le llegue suficiente cantidad de oxígeno, enfatiza el médico anestesiólogo Juan Álvarez.
Posibles riesgos
A criterio de Álvarez los efectos secundarios tras la anestesia se reducen cada vez más, debido a que los medicamentos empleados en la actualidad son más seguros.
Sin embargo, algunas mujeres que han recibido epidural han experimentado prurito (picazón) en las piernas a los cinco o siete días después de haber sido sometidos a cesárea.
Los riesgos de la anestesia general, ?en casos excepcionales?, son náuseas o vómitos, de ahí que se sugiera que el convaleciente no ingiera bebidas o alimentos enseguida de la operación, hasta que el médico lo indique; cuando el estado de conciencia esté en óptimas condiciones.
Algunas veces también ocurre dolor muscular o arritmias, o sensación de confusión o desorientación pasajera, que puede deberse a la aplicación de medicamentos como la morfina, porque tienden a ser narcóticos, puntualiza Valenzuela.
Posteriormente a la intervención se le recomienda al paciente no hablar para evitar la entrada de aire a su estómago, los cuales provocan gases difíciles de eliminar debido a la condición de inamovilidad en la que se encuentra, sobre todo cuando se trata de anestesia general.
En manos de quién
Es indispensable que estos medicamentos sean administrados por un médico anestesiólogo, pues él tiene en su haber el profesionalismo, conocimiento y experiencia necesarias para aplicarla en el área precisa y, además poder resolver algún inconveniente que se presente en la sala de operaciones.
Sin temor: Pre operatorio
Antes de someter a un paciente a cualquier cirugía se efectúa una serie de exámenes con el fin de determinar las condiciones del paciente y el tipo de fármacos a usar, opina el anestesiólogo Juan Álvarez.
Las evaluaciones miden el nivel de azúcar, hemoglobina, ritmo cardiaco, entre otros.
Se pregunta al paciente qué medicamentos está tomando y cualquier alergia o problemas de salud que pueda tener.
La condición de salud en general puede ser un indicio para saber qué tipo de anestesia es la que más le conviene.
También se requiere que el individuo llegue a sala de operaciones con seis u ocho horas de ayuno.