En el escenario, bailarines del Ballet Guatemala y la Escuela Nacional de Danza seguían las instrucciones que Crespo le hacía a través del micrófono.
Su actual estado de salud ha mermado la actividad a la que estaba acostumbrado.
Con entusiasmo, aunque con paso lento, habla del nuevo montaje de esta obra (actualmente en temporada).
Crespo ha hecho más de 60 obras para ballet, 200 para teatro y 800 para televisión.
El martes pasado recibió la Orden del Arrayán que otorga la Fundación G&T Continental.
¿Qué significa para usted la nueva coreografía que está dirigiendo en el Ballet Guatemala?
?Significa mucho, porque la vez pasada, cuando me había retirado de todo, ?El Cascanueces? me hizo volver al arte y pueda que ésta sea la última?.
¿Cuándo se enteró de su enfermedad?
?En realidad yo he venido con esto desde hace tiempo. Ahora lo que estoy pagando son los desmanes que hice durante toda mi vida?.
(Sus problemas de salud han afectado los pulmones y los riñones).
Haciendo una visión retrospectiva de su trabajo, ¿cómo se siente?
?En realidad me satisfizo todo, porque he hecho las cosas con el corazón.
?En cuanto a qué me hubiera gustado hacer… tener más música nacional. El problema es que pude hacer muy poco en cuanto a trabajos de proyección folclórica porque no hay música. Hice nada más el ?Popol Vuh?, ?El Nahual?, ?Palo Blanco? y ?Monja Blanca?, pero me hubiera gustado hacer más?.
¿Cree que puede haber enlaces entre la danza clásica y la música guatemalteca?
?Se puede hacer mucho. De los trabajos que hice, ?El Nahual? fue estrenado en Berlín. De siete funciones que se iban a hacer se quedaron haciendo 33, porque gustó mucho. Está la versión del ?Popol Vuh?. Los ballets tienen mucho que hacer, lo que pasa que no hay música para esos temas?.
Pero hay compositores…
?Hay compositores, pero no hay dinero?.
Con esas condiciones, ¿qué le ha hecho permanecer tanto tiempo en la danza?
?Llegó a ser mi oficio, mi carrera, que la amo. Estoy allí porque todavía puedo?.
¿En qué situación le gustaría ver ahora al Ballet Guatemala?
?Volver a estar como cuando fui director, sobre todo en los años 60, lo que llaman la Época de Oro. Para mí fue una gran satisfacción en ese momento cuando empezó el auge del ballet en el teatro Cápitol, las colas se hacían desde la 6a. avenida, bajaban por la 12 calle, 13 calle, hasta la 7a. avenida. Cuando se estrenó ?La Bella Durmiente? el público quería romper las puertas para entrar.
?Cuando tomé la dirección me atreví a poner ?El Lago de los Cisnes? completo y fuimos el cuarto ballet de América Latina que lo puso. Fue un impacto grande que se estuviera haciendo eso. Y también el apoyo que tuve de Luis Domingo Valladares, que era el director de Bellas Artes. Fue un momento grande, de esos que se dan muy de vez en cuando.
?Fue también cuando Ricardo del Carmen tomó la dirección de la Orquesta Sinfónica, Rubén Morales Monroy del teatro. Lo que hacía uno lo hacíamos los tres?.