Años más tarde se trasladó al Salón Mayor de la Universidad de San Carlos de Guatemala, 10a. calle zona 1. En 1918 funcionó en la casa No. 3-37 de la avenida Simeón Cañas, zona 2, y con el tiempo, en la 10a. calle 9-31, zona 1.
Finalmente, el presidente Juan José Arévalo gestionó la construcción del edificio donde se encuentra actualmente, el cual se inauguró en septiembre de 1957, y desde entonces funciona como tal.
La construcción tiene un área de siete mil 858 metros cuadrados. En su interior hay murales con representaciones de códices mayas, pintados por los artistas Antonio Tejada Fonseca, Guillermo Grajeda Mena y José Antonio Oliverio. En la fachada exterior se observan unos relieves de concreto del maestro Efraín Recinos.
En la actualidad
Los libros de la Biblioteca no tratan sobre una sola temática; hay un poco de todas las ramas de la ciencia. “Tenemos unos 125 mil títulos entre libros, revistas, folletos y enciclopedias, a pesar de que en los últimos 15 años, más o menos, no tenemos presupuesto para la compra de material”, refiere Díaz.
La institución cuenta con varias salas para la investigación. En el primer piso se encuentra la de referencia. En esta hay enciclopedias y diccionarios. La sala escolar integra material para estudiantes y diversidad de libros de texto.
También está la sala virtual, con ocho computadoras para consultar libros electrónicos, y la específica para no videntes, en la cual se pueden escuchar audiolibros y consultar material para discapacitados visuales.
En el segundo piso funciona la sala nacional, con documentos acerca de la historia del país.
En un área restringida se encuentra la sala de tesoros bibliográficos, donde se resguardan libros muy valiosos en historia y contenido.
“Aunque tenemos una gran variedad de libros, lamentablemente es difícil incluir más. Por ley, las imprentas y editoriales están obligadas a dejar uno o dos volúmenes de los títulos que publiquen, pero muy pocos lo cumplen. Sin embargo, en ocasiones recibimos donaciones”, afirma el director de patrimonio bibliográfico.
Las visitas
Este espacio cultural y educativo recibe entre cien y 130 personas a diario, muchos de ellos, jubilados.
En los últimos años bajó considerablemente el número de visitas, probablemente debido a la facilidad que hay en internet y porque muchos establecimientos educativos tienen su propia biblioteca, cuenta Díaz, y añade que el personal brinda atención casi personalizada, incluso orienta a los jóvenes sobre cómo presentar sus trabajos.
Programa educativo
La Biblioteca organiza un programa educativo en el que recibe a estudiantes y les ofrece un recorrido guiado. Además, les enseña cómo hacer uso de sus instalaciones: clasificación y búsqueda en archivos.
La sala infantil mantiene en forma permanente a un cuentacuentos que atiende a los pequeños cuando se reúnen grupos de tres en adelante.
Algo más
Debido a la seguridad que se afronta en el país, el Ministerio de Gobernación instaló cámaras en el exterior del edificio, para contribuir con la seguridad.
“Las gradas de afuera están dañadas porque patinadores colocaban tablas para deslizarse, pero ahora hemos logrado erradicar eso”, indica Díaz.
Entre su labor de proyección, la institución forma parte de redes de bibliotecas y además participa cada año en la Feria Internacional del Libro.
El espacio educativo está abierto para todos, el único requisito es presentar alguna identificación.