Ah… —me dijo— entonces a lo mejor eres extraterrestre. Le aseguré que si lo fuera tendría los poderes que en las películas les atribuyen a los alienígenas y de inmediato arreglaría las innumerables fallas del RENAP. Todos y cada uno de los solicitantes encontrarían sus papeles en orden y las entregas de los DPI (las palabras formadas por siglas no tienen plural) marcharían sobre ruedas. Nadie tendría que hacer un juicio voluntario para probar su identidad, como lo hace ahora mi amigo escritor a quien le perdieron su partida de nacimiento ni estarían pasando las de Caín muchos otros guatemaltecos que tenían sus documentos en orden, pero fueron quemados o perdidos. Como ahora me preocupan también los indeseables “bolos” (borrachos) que se estacionan donde les viene en gana en las calles, agregué que a esos amigos de Baco que hacen escándalos en muchas zonas de Chapinlandia con una sola mirada los dejaría como Dios los mandó al mundo, “empelotados” como decimos aquí, o “en cueros” a la usanza española. Quizás eso les daría vergüenza, o frío, y se marcharían a sus casas, aunque si se exhiben con el mayor descaro cuando usan la calle como letrina, quién sabe. ¡Podría hasta gustarles!
También me aprovecharía de mi calidad de extraterrestre para silenciar los instrumentos musicales que atormentan a los animales del zoológico La Aurora con decibelios que superan su capacidad auditiva, cuando se ofrecen allí conciertos que deberían estar vedados. A un kilómetro de distancia en línea recta mis perros aúllan, los gatos se esconden bajo las camas y solo Pez se queda impertérrito en su pecera. Ah… y para proveer debidamente para la alimentación y mantenimiento de los animales, con mis “superpoderes” lograría que se aumentara el presupuesto del zoológico.
Pero hete aquí que no soy extraterrestre: Llegué a otro RENAP a donde me enviaron, en el Centro Coreano (¡qué Korean Center ni que nada, estamos en Guatemala!), y allí un jovencito muy amable me explicó que mi problema son los diez nombres que llevo a cuestas. Eso no es “biometría” según indicaban en Internet, sino datos biográficos. En fin, lo que espero es que “se pongan pilas”, como diría mi amiga Berta, y que me entreguen el ansiado documento.