Esta entidad señala que muchos de los episodios depresivos que sufren personas con obesidad se deben a que su exceso de peso los deprime y provoca en ellas ansiedad, que a menudo se traduce en una necesidad imperiosa de comer. De hecho, algunas pueden ingerir más de cinco mil calorías en un solo tiempo de comida porque inconscientemente buscan sentirse saciadas, o buscan placer a través de la comida, por lo que consumen muchos hidratos de carbono. En algunos casos, se produce una auténtica adicción a la comida con el fin de calmar la ansiedad y eso deriva en obesidad.
Recomendaciones
Psicólogos y nutricionistas recomiendan llevar una dieta saludable, ya que ayudará al tratamiento de ambos trastornos. Esta debe basarse en la abundancia de alimentos de origen vegetal como pan, pasta, arroz, verduras, hortalizas, legumbres, frutas y frutos secos. Así como aceite de oliva como fuente principal de grasa y consumo moderado de pescado, marisco, aves, productos lácteos y huevos y pequeñas cantidades de carnes rojas. Se ha comprobado que el consumo de ácidos grasos trans que incluye la comida rápida se asocian con un mayor riesgo de depresión, mientras que la ingesta de ácidos grasos omega-3 —procedentes del pescado— y la de aceite de oliva, por ejemplo, muestra asociaciones inversas, pues influye en la estructura de las membranas de las células nerviosas y mejora el funcionamiento de la serotonina, un neurotransmisor implicado en la depresión.
El ejercicio también será un gran aliado que ayudará a tratar obesidad y depresión.
Es fundamental el apoyo médico para tratar los cuadros de depresión que en muchos casos, además de terapias que ayuden a la parte emocional, se requieren fármacos, pero es el médico el único autorizado a prescribirlos de acuerdo con cada caso.
Cifra
55% es el riesgo de que las personas obesas desencadenen depresión.