Debemos integrar la sabiduría de nuestros colaboradores con la dinámica de la organización, hay un ejercicio que no hemos terminado de redondear y que es un fracaso rotundo, no hemos podido entender la gerencia de la autogestión, el empoderamiento y la necesidad de establecer parámetros de confianza a todo nivel, pero no logramos transmitirlo de forma efectiva, aquí tenemos una traba que algunos se la acreditan a la cultura, pero recordemos que nosotros transformamos la cultura.
Nuestras organizaciones necesitan otorgarle un micrófono a cada colaborador para que se atreva a hablar, la magia muda del secreto que al pasar los días se convierte en chisme impide hacer un equipo que consiga metas. Mi única recomendación es que los micrófonos sean de doble compartimiento donde el que habla sea escuchado por otro colega, quien necesita el mensaje claro y directo, con respeto. Ese simple ejercicio facilitaría que la organización no operara, en unos casos a la defensiva y en otros a la ofensiva, todo en función a la destrucción.
Siguen prevaleciendo las jefaturas estilo Rambo, ese estilo consigue metas de corto plazo, es un sistema eminentemente táctico, con cierta sofisticación, pero amparados en fuerza, poder y violencia que impiden liderar desde la sabiduría humana, lo hacemos desde la herencia animal y por supuesto que con esos estilos el cambio ocurre a presión, se agita muy rápido y todo se evapora. Es imposible seguir pensando que con un modelo que opera por órdenes consigamos un cambio oportuno, para ello necesitamos autogestión y eso demanda compromiso, este necesita razonar y algunos animales son lentos en ello. Hasta la próxima y muy feliz año.
Yesid@rybsideas.com