En los últimos dos años, la vida de Marco Pablo ha dado muchos giros. Se casó con su novia Maricela, vivió en Holanda más de un año, tiene una hija, Paula, de 8 meses —ciudadana guatemalteca y holandesa—, y ahora vive en Seattle, en busca de muchas metas.
De acuerdo con sus costumbres, al regresar a Estados Unidos buscó un lugar tranquilo para vivir. Los primeros dos meses —durante la pretemporada del club— le tocó estar solo; después se le unió su familia, y este mes recibirá la visita de su padre, la primera en su nuevo hogar.
La casa de los Pappa ahora es distinta, hay juguetes y se ubica en un lugar familiar, en Bellevue, un sector tranquilo, pero con comercio cercano, apenas a 15 minutos del campo de entrenamiento y del estadio CenturyLink Field, algo a lo que deseaban regresar, pues en Holanda pasaban días enteros encerrados en casa por la nieve y las altas y bajas temperaturas. Ahora visitan parques y conviven con la comunidad guatemalteca de la ciudad, la cual los ha recibido muy bien. Además, el clima —25 grados centígrados— en este momento le ayuda a poder socializar y estar en contacto con la naturaleza.
“El ser papá me cambió la vida. Ha sido una transición la que hemos pasado con mi esposa. Estamos felices, porque Paula nos vino a alegrar más la vida”, reconoce el volante nacional, quien confiesa que ahora su vida tiene un mejor balance entre la familia y la carrera deportiva. “Ahora soy feliz de otra manera, ya no pienso solo en mí, me pongo metas y objetivos, pero para mi familia”, dice.
La figura del guatemalteco es tan importante en la comunidad que ha sido buscado para que sea una de las personalidades que ayuden a promover la Fundación Ixchil guatemalteca, para que conozcan más sobre la cultura.
El reencuentro
Después de haber pasado más de un año sin actividad continua en el futbol, por el mal momento vivido en el SC Heerenveen, de la Eredivisie, de Marco van Basten, en el que solo jugó 11 partidos y otros ocho con la filial del plantel, Marco Pablo confiesa que le costó volver a tomar ritmo de competencia, pues en Europa le tocó pasar los momentos más complicados de su carrera. Con el tiempo ha logrado recuperar su nivel, y ha sido aceptado desde que se integró a su nuevo hogar.
“Ahora puedo decir que tomé la decisión correcta. Al comienzo fue lento el proceso, porque en Holanda perdí muchas cosas, mi nivel bajó y conforme ha pasado el tiempo me he recuperado”, explica el zurdo nacional.
A su llegada al equipo líder de la Conferencia Oeste, el guatemalteco fue arropado rápidamente, muchos de los jugadores ya lo conocían y valoraban su talento, pues habían sido rivales cuando él militaba en Chicago.
“Han sido unos meses lindos, fue como volver a renacer, a sentir de nuevo el sabor del futbol, pero lo mejor fue poder olvidarme de los malos momentos”, confiesa Marco Pablo, quien sin duda tomó la mejor decisión al rescindir el contrato con el club holandés, a principios de este año, y regresar a la MLS, la que fue su casa del 2008 al 2012, cuando militó con el Chicago Fire, equipo que también quería sus servicios, pero que por normas de la Liga no lo pudo contratar y el ganador fue el Sounders, cuando pudieron tomar la opción de compra, ya que el jugador pertenecía a la MLS.
Un 10 comprometido
Con algunas dudas, Marco Pablo viajó a Seattle, sin imaginar que lo que vendría sería mejor de lo que esperaba. El volante reconoce que es un lugar donde viven al máximo el futbol —por algo tienen un promedio de 40 mil aficionados por partido, y cuando se disputan encuentros muy importantes, supera los 60 mil espectadores—.
“Me ha sorprendido el apoyo de la afición. Siempre veo alguna camisola o bandera de Guatemala. Los seguidores me llegan a saludar o a pedirme una foto. Es impresionante, podría decir que es una de las ciudades en las que más se apasionan por el futbol”, comenta Pappa.
Es un equipo luchador, se mantiene en la cima de la Conferencia Oeste —38 puntos— y es firme candidato al título, un anhelo que vienen construyendo desde el 2009, cuando se formó el equipo. Su mejor posición ha sido un segundo lugar de Conferencia en el 2011, además de las tres copas Lamar Hunt y dos subcampeonatos.
Si algo había distinguido a Marco Pablo es que en todos los equipos que ha militado siempre utilizaba el número 16 en la espalda. Sin embargo, a su llegada al club, el delantero mexicano David Estrada era quien lo portaba, por lo que debía buscar otro número, porque “uno debe ser respetuoso”, explica.
El guatemalteco no imaginaba que serían algunos de sus propios compañeros quienes sugerirían que él debía utilizar el 10, ese mismo número que caracteriza a los jugadores creativos y talentosos en cada club, algo que queda perfecto para el zurdo guatemalteco que se ha identificado por su toque y técnica. Por algo ha jugado 17 de los 19 partidos disputados de la temporada regular —al cierre de la edición—.
“Usar el 10 es algo importante, no lo veo como un compromiso, sino como una responsabilidad, porque sé que esperan mucho de mí y en un plantel como Seattle se debe tener mucha entrega”, reconoce el volante.
En la actual temporada, el entrenador estadounidense Sigi Schmid ha confiado en él, es uno de los jugadores titulares del plantel y ese es uno de los motivos que más confianza le da al volante.
Para el guatemalteco esta es la gran oportunidad de alcanzar lo más buscado: el título de la MLS. Seattle cuenta con un gran equipo y hasta el momento luce sólido en su conferencia.
“Pasamos por un buen momento. Podría decir que es una de las mejores campañas que he tenido. Ya es hora de vivir algo diferente, y por qué no pensar en el campeonato”, dice el jugador, a quien le tocó jugar dos finales de Conferencia con el Chicago Fire. “Es un club competitivo, mejor de lo que esperaba, que lo que quiere es ganar y ganar”, asegura.
La selección
Aunque ahora Marco Pablo está compenetrado en su equipo, no deja de pensar en la Selección Nacional, algo que motiva a todo jugador.
“En este momento estoy enfocado en el club, pero debemos esperar qué pasará más adelante, siempre estaré a la disposición de la Selección”, explica.
Marco Pablo espera que ahora, con la llegada del estratega argentino Iván Franco Sopegno, la Selección Nacional continúe su preparación, y si él es llamado, no dudaría en ponerse la camisola.
El volante explica que no ha tenido mucha relación con Sopegno, pues solo lo veía cuando él militaba en la categoría especial de Municipal y el técnico dirigía la de Comunicaciones.
“Sé que ha hecho un buen trabajo en Guatemala y que logró un grupo importante con los cremas. Ojalá que eso se pueda transmitir en el combinado. Además, conoce el medio y a los jugadores, y eso será clave”, indicó.
El único inconveniente para la Copa Centroamericana Uncaf que se desarrollará en septiembre en Estados Unidos es que no es avalada por la Fifa, por lo que se tendría que llegar a un acuerdo para que el zurdo pueda integrar el seleccionado.
Pappa fue uno de los jugadores importantes en la eliminatoria pasada del combinado, aunque terminó de una manera frustrante al ser eliminados y no clasificar a la hexagonal final.
“Estoy feliz y disfrutando cada momento. Me siento completo, no tengo nada negativo en mi vida y espero que todo siga igual. Volví a ser el jugador que disfruta del futbol y que vive por él”, confesó Marco Pablo, el volante que el Seattle necesitaba y que lo reencontró con el futbol.