Luis Antonio Ixlá, vecino afectado, aseguró que vive un calvario durante el invierno porque las calles permanecen inundadas y luego se acumulan grandes cantidades de lodo y basura, lo que hace más difícil la situación para los residentes, quienes además deben soportar olores fétidos.
Agregó que los niños se enferman con frecuencia del estómago y la piel, debido a que el agua que corre por las arterias pareciera que proviene del sistema de alcantarillas, ya que los olores fétidos, que son tan intensos, se sienten dentro de las casas.
“Todos los días salgo de madrugada y cuando llueve no me queda otra opción que caminar entre el agua y el lodo, pues al trabajo no se puede llegar tarde”, indicó Ixlá.
Wuerner Lorenzo, comerciante de la zona, asegura que cuando llueve tiene pérdidas en su negocio, pues los clientes se alejan porque el sector se vuelve intransitable.
“Es increíble ver cómo a las autoridades no les importa el bienestar de la población, ya que esta calle está a pocos metros de la municipalidad y por ella transitan miles de personas, incluidos unos 500 estudiantes del instituto oficial local”, resaltó Lorenzo.
Inversión adecuada
Algunos pobladores ven con preocupación cómo la administración municipal ejecuta algunos proyectos que consideran innecesarios, como la remodelación del salón municipal, y deja en segundo plano problemas como inundaciones de calles.
Amílcar Gómez, otro de los afectados, detalló que el ayuntamiento debería optimizar los recursos del pueblo para invertirlos en proyectos que sean de beneficio colectivo.
Gómez ve con preocupación el surgimiento de una lotificación en ese sector, en la que se podrían construir al menos cien viviendas, ya que estás demandarán el uso de servicios, como el de alcantarillas, y las cosas se complicarán aún más.
“Durante años se ha vivido este problema y nadie ha hecho nada para solucionarlo. Es urgente que le pongan atención al sistema de drenajes, porque cada vez se hace más insuficiente para captar el agua servida y de lluvia, y si no se toman medidas, probablemente El Tejar se hundirá, pues no hay tragantes en las calles”, explicó Gómez.
Luis Chuy, otro residente afectado, mencionó que las correntadas no afectan solo al sector de El Calvario, pues gran parte del agua que baja por esa zona llega hasta la calle Centenario y a gran parte de la población.
Considera que lo que se debe hacer es modernizar los sistemas de drenajes y colocar una tubería que sea capaz de captar la gran cantidad de agua que desciende de los cerros.
Chuy lamentó que hace unos años la comuna removió la tubería del sector, pero colocó materiales de las mismas medidas y el problema continúa.
Pide organización
Manolo Méndez, alcalde de El Tejar, reconoce la existencia del problema, sobre el cual indicó que durante la administración anterior se eliminaron las rejillas de las calles, según él, a solicitud de la misma comunidad.
Añadió que una familia que vive en la parte alta de la población posee ganado y se cree que los desechos son lanzados al sistema de drenajes y eso causa los olores fétidos, y por eso se presentó una denuncia en el Ministerio de Ambiente.
Pide a los vecinos que se organicen y se acerquen a la comuna, para analizar las posibles soluciones del problema.