Agua
Es la responsable de más del 85 por ciento del peso del cerebro, por lo que no se puede obviar su importancia. Hidratarse de manera adecuada ayuda al crecimiento del volumen cerebral. Tiene un papel crucial en la salud cerebral.
Aguacate
El aguacate destaca por su alto contenido en vitamina E, pero son muchos los beneficios que esta fruta ofrece al organismo, concretamente para el cerebro. Posee propiedades antioxidantes que ayudan a prevenir el envejecimiento y el deterioro precoz de la salud cerebral. Por si esto fuera poco, también contienen omega 3, esencial para proteger al cerebro del desgaste prematuro.
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Tomate
Comer tomates reduce el riesgo de derrame cerebral. El licopeno que contiene ha demostrado ser un aliado estupendo para la prevención de muchas enfermedades como el accidente cerebrovascular o ictus. Todo ello gracias a las propiedades antioxidantes del tomate. El licopeno, está presente tanto en tomate crudo como cocinado, por lo que no hay ningún inconveniente en introducirlo como más nos guste en la dieta.
Cacao
Consumido con moderación puede aportar un peso positivo a la salud del cerebro, ya que sus antioxidantes evitan el envejecimiento prematuro del organismo, y permite mejorar el flujo sanguíneo que llega al cerebro, lo que también favorece el mantenimiento de las habilidades cognitivas.
Chan
Favorece el funcionamiento de las neuronas y mejora la actividad cerebral. Se trata además de la mayor fuente de omega 3 que se puede obtener de la naturaleza. Sus propiedades previenen el envejecimiento de los tejidos, por lo que mantiene intactas las funciones por más tiempo.
Arándanos
Los arándanos conforman un potente antioxidante. Consumirlos puede mejorar la memoria, aprendizaje y las funciones cognitivas en general, gracias a un compuesto que contienen llamado flavonoides, que protegen de los radicales libres. Los arándanos, por tanto, ayudan a evitar o retrasar enfermedades degenerativas del cerebro, como el alzhéimer.
Pescado
Es una fuente rica en fósforo que ayuda a fortalecer el cerebro, al darle un impulso a la memoria. Gracias a los ácidos grasos omega 3 que nuestro organismo es incapaz de producir, este superalimento ayuda a proteger nuestra salud cerebral tanto a la capacidad cognitiva como la memoria, por lo que se recomienda su consumo periódico, sobre todo, de los pescados azules (sardinas, salmón, atún, trucha, entre otros).
Frutos secos
Los frutos secos nos aportan muchos minerales y vitaminas, entre ellos, fósforo, magnesio, potasio, vitaminas del complejo B y vitamina E, todos ellos se convierten en excelentes herramientas para mantener una buena salud cardiovascular lo que también redunda en nuestra salud cerebral, ya que si todos los órganos obtienen un correcto aporte tanto de sangre como de oxígeno, el cerebro también funcionará mucho mejor. Las nueces, por ejemplo, consumidas de forma habitual, mejoran la memoria de trabajo, es decir, la que permite el almacenamiento a corto plazo de la información.
Espinacas
Las espinacas, gracias la presencia de minerales, vitaminas, pigmentos y fitonutrientes, incluyendo potasio, manganeso, zinc, magnesio, hierro y calcio que esta contiene que contienen, ayudan (sobre todo el potasio) a mantener la conductividad eléctrica del cerebro, así las señales entre las neuronas se producen de forma más rápida y por tanto, nos hacen pensar de forma más clara y responder así más velozmente.
Güicoy
Es el alimento antioxidante por excelencia. Su contenido en ácido fólico puede ayudar a mantener la mente despierta y ágil, mejorar la memoria y también la velocidad a la que el cerebro procesa la información. De hecho, múltiples estudios han sugerido que una falta de ácido fólico puede generar trastornos mentales como la depresión.
Brócoli
Un estudio con ratones de laboratorio y publicado en la revista Neuroscience Letters reveló que estas mejoraron su desempeño cognitivo después de administrarles un compuesto con brocoli, que puede proteger el cerebro tras una lesión. Sus nutrientes tienen la capacidad de potenciar la memoria además de preservar la buena salud de nuestro órgano pensante.
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