Los visitantes encienden velas de distintos colores, se efectúan limpias con chilca, puros y licor, esto como parte de los rituales por medio de los cuales los fieles piden abundancia y protección.
Se estima que unos 14 mil turistas nacionales y extranjeros, atraídos por la devoción a San Simón, lleguen este día a visitarlo para dejar sus ofrendas, indicó el guía espiritual, Daniel Ajín.
“Maximón es muy generoso con nosotros, razón por la cual le damos todo lo que podemos, algunos de los visitantes le vienen a pedir que les regale amor, dinero, prosperidad y salud, mientras que otros piden que les ayude a dar castigo aquellos que les han hecho daño”, refirió Ajín.
Origen
San Simón, cuyo día se celebra el 28 de octubre, es un ícono que se ha constituido en uno de los símbolos de la concepción espiritual de la población guatemalteca de mayor extensión, no aceptado por ninguna religión, cuyo culto se concentra en San Andrés Itzapa, Chimaltenango, y que ha traspasado las fronteras.
Esta figura es el resultado del sincretismo religioso cristiano con la espiritualidad indígena-maya tanto en el ámbito del bien, como en el mal, explica Julio Taracena en su obra Aproximación a San Simón y Maximón.
El Maximón atiteco se ladinizó en San Andrés Itzapa, pero los sistemas de cultos son diferentes. Estas efigies se reducen al personaje bíblico Judas Iscariote, quien tuvo un hijo llamado Simón, del cual se tomó el nombre para designar a Iscariote como Simón Judas, de donde también proviene Maximón, palabra tz’utujil que equivale a ma-don o señor Ximón-Simón, que se traduce como don o señor Simón, según el artículo La figura de judas Iscariote en el medio guatemalteco.
En la búsqueda de adaptarse a las crecientes exigencias del mundo moderno, buscando seguridad espiritual y material, se incentivó la actividad mágico-religiosa tradicional, no solo entre los indígenas sino entre los mestizos que la incrementaron con toda una serie de aportes espiritistas.
San Simón es protector de viajeros y sobre todo de los comerciantes, ya que continuamente se le pide suerte y abundantes ganancias en los negocios, dice la investigación Sincretismos de ida y vuelta.
Existe la leyenda de que esta imagen iba a ser quemada pero había quienes se oponían, porque se dieron cuenta de que “no era malo” y que estaba bien tallada.
Alguien llamado Ruperto salvó la efigie y trató de esconderla, pero le fue arrebatada de manera violenta. Cuando trataron de incinerarla esta salió incólume de las llamas. Por ello se cree que tiene fuerza y poder y que dejó de ser Judas para convertirse en San Simón.
Luego la trasladaron a una casa, la sentaron y vistieron con buenas prendas y le rindieron culto, según el artículo Aproximación a San Simón y Maximón.