Clarke, quien encarna a Daenerys Targaryen en la serie, redacto un artículo en primera persona en la prestigiosa revista The New Yorker, donde revela que estuvo cerca de perder la vida poco tiempo después de haber concretado su sueño de ser una exitosa actriz.
“Nunca he contado esta historia públicamente, pero ahora es el momento”, refiere la interprete en el comienzo de su texto.
La artista señala luego de haber terminado de rodar la primera temporada de Juego de Tronos, a principios del 2011, sufrió dos aneurismas.
“Estaba aterrorizada por la atención, por un negocio que apenas entendía, por cumplir con la confianza que los creadores de Tronos habían puesto en mí. Me sentí, en todos los sentidos, expuesta. En el primer episodio, aparecí desnuda y, a partir de ahí siempre me hice la misma pregunta: ‘Haces de una mujer fuerte y, sin embargo, te quitas la ropa. ¿Por qué? ¿Cuántos hombres debo matar para demostrar mi valía?”, se lee en el artículo.
La artista también expone que sintió presión de ver cómo se había convertido en un ejemplo a seguir, lo que notó al ver que las jóvenes usaban pelucas rubio platino y túnicas para ser Daenerys.
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Para aliviarse comenzó a trabajar con un entrenador personal y fue durante una sesión cuando comenzó a sentirse mal.
“Sentí como si una banda elástica me apretara el cerebro. Intenté ignorar el dolor, pero no pude. Le dije a mi entrenador que tenía que tomar un descanso. Casi arrastrándome llegué al baño y me arrodillé, con náuseas. Mientras el dolor me taladraba la cabeza cada vez más”, escribe la interprete.
Clarke sabía lo que estaba sucediendo, su cerebro estaba “tocado”. Afortunadamente una mujer quien la descubrió y llamó a una ambulancia.
Momentos agónicos
“Vino a ayudarme y luego todo se volvió borroso. Recuerdo el sonido de una sirena y voces. Alguien dijo que mi pulso era débil, mientras yo vomitaba bilis. Una persona encontró mi teléfono y llamó a mis padres”, recuerda la actriz.
“Nadie sabía qué me pasaba, los médicos y las enfermeras no podían administrarme medicamentos para aliviar el dolor. Me hicieron una resonancia magnética y el diagnóstico fue rápido y siniestro: una hemorragia subaracnoidea”, agrega.
Clarke explica que se trata de un tipo de accidente cerebrovascular potencialmente mortal, causado por una hemorragia en el espacio que rodea el cerebro. Tuvo un aneurisma, una ruptura arterial.
También señala que aproximadamente un tercio de los pacientes mueren inmediatamente o poco después de sufrir un ataque similar y quienes sobreviven necesitan tratamiento urgente para sellar el aneurisma porque existe un riesgo muy alto de una segunda hemorragia y puede ser mortal.
“Si quería vivir y evitar secuelas terribles, tenía que someterme a una cirugía urgente”, añade la interprete.
La actriz fue ingresada al hospital nacional de Neurología y Neucirugía de Londres donde se sometió a una intervención de tres horas.
“Esta no sería mi última cirugía y no sería la peor. Tenía 24 años”, concluye la actriz.
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