Hiroshima es una de las ciudades más importantes de Japón, cuya historia gira en torno al lanzamiento de la primera bomba nuclear en 1947, un acontecimiento que dejó muerte y destrucción, pero que 74 años después acoge a Fernando, quien ha destacado en la cocina tradicional de ese lugar.
López recuerda que en principio migró a Estados Unidos, donde se convirtió en cocinero profesional, luego viajó a Hawái y conoció a su esposa de origen japonés con quien se trasladó ese país, donde juntos dirigen el restaurante López, ubicado en el barrio Yocogagua, en Hiroshima.
El restaurante de López se ubica a un costado de una calle principal y a pocos metros de la estación del tren, llegar es relativamente fácil y en la entrada hay algo particular, una bandera de Guatemala, pues, según dice, se siente orgulloso de su país. Recuerda que nació en el Hospital Roosevelt y que vivió durante su niñez en la zona 11 de la capital.
El okonomiyaki que Fernando prepara tiene mucha aceptación en el área y muestra de ello es que cada día atiende a unos 150 clientes, algunos de ellos mexicanos, y eso significa que su jornada es intensa, principalmente durante la hora del almuerzo, pues según cuenta, los japoneses solo tienen 50 minutos para ese tiempo de comida.
“El servicio del almuerzo es muy rápido porque aquí solo tienen 50 minutos para comer”, comentó.
“Soy cocinero de profesión y a mi esposa le gusta la cocina y venimos con la intención de abrir un negocio de comida latinoamericana pensando que en Japón pegaría porque no hay, pero la razón por la que no hay es porque no resulta el negocio”, dijo López.
Añadió que ese platillo es muy popular en Hiroshima, donde los habitantes lo comen una o dos veces por semana, por lo que en toda la ciudad hay más de dos mil restaurantes. “Es la comida que se come más en Japón”, refirió López, quien añadió que la persona que le enseñó es uno de los mejores cocineros de la zona, al grado que entrar a su restaurante es casi imposible por la gran cantidad de clientes que lo visitan.
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“Tenemos un poco de comida latinoamericana, porque encontrar los ingredientes es muy difícil, hago un recado de lengua propio del Quiché”, refirió el guatemalteco.
López habla a la perfección el japonés, pero asegura que siempre se recuerda de Guatemala, de su gente y de su comida, al hacer referencia a que le gusta el pepián, el kakik y los frijoles con crema.
La rutina en el restaurante López es intensa, pues la recolección de los productos como verduras, repollo, soya, salsa, harina y huevos empieza a las 9 horas y en oportunidades la demanda del platillo termina a la media noche, aunque siempre se toman algunas horas para descansar durante el día.
Según López, la preparación del okonomiyaki es simple, aunque su sabor dependerá del toque que le dé el cocinero.
El okonomiyaki es una tortilla de harina, sobra la cual se colocan los vegetales cocinados a la planta que luego son cubiertos por un huevo, y la peculiaridad de ese platillo es que se come el mismo lugar donde se prepara, sin plato y con palillos.
Según López, su misión es promover la preparación del okonomiyaki al estilo tradicional, pues esa fue una de las peticiones que le hizo su “maestro” cuando lo orientó en la preparación de ese tipo de comida.
Historia de la ciudad
La ciudad de Hiroshima es una de las más prósperas de Japón, donde predomina la industria y el turismo.
Esa metrópoli, rodada de rascacielos y puentes encierra una de las historias más fatídicas del final de la Segunda Guerra Mundial, pues el 6 de agosto de 1945 fue blanco de un ataque de parte de las fuerzas armadas de Estados Unidos.
Ese día, a las 8.15 horas fue lanzada la primera bomba atómica utilizada en el mundo, bastaron solo tres segundos para que la ciudad quedara completamente destruida y miles de personas quedaran bajo los escombros, el saldo más de 140 mil muertos.
74 años después, las heridas por ese acontecimiento siguen abiertas, pero la ciudad ahora luce diferente, moderna y desarrollada y un parque y un museo conmemorativos que recuerda lo que ocurrió aquella mañana.
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