El francés presentó su desfile en un espacio de cúpulas espaciales en el marco de la Fundación Louis Vuitton, en el bosque de Boulogne, al norte de Francia.
Para la apertura, Ghesquière eligió un enorme abrigo de pelo blanco que envolvió el cuerpo de la danesa Freja Beha Erichsen mientras caminaba con bolso-caja en la mano, que recordó los objetos que se usan para transportar material delicado.
Este inicio encerró un toque de rebeldía y juventud, que se confirmó con un atuendo de pelo rosa de la modelo Fernanda Hin Lin Ly, que también desfiló con bolso cuadrado.
El estampado de leopardo, que contó con numerosas apariciones esta temporada en la pasarela de París, no faltó a la cita con Vuitton, como tampoco el diseño de tablero.
Las minifaldas, rectas pero no ajustadas, se plantean como prenda imprescindible del otoño-invierno 2105, al igual que los tonos metálicos que respondieron con sus brillos a las aspiraciones futuristas y espaciales de la original sala que albergó el evento.
Ghesquière quiere modernizar y viajar al futuro pero revitalizando patrones antiguos, como el de las medievales mangas en forma de bollo que combinados con corpiños con cremallera y cuero en la parte inferior, desempolvaron siglos de historia.
Las cinturas se marcaron con cadenas o cordones blancos de zapatillas deportivas que ondeaban al frente.
En el desfile participaron las actrices Jennifer Connelly, Michelle Williams, Selena Gómez, Chloë Grace Moretz, además de la pareja formada por Kanye West y Kim Kardashian West.
La firma Miu Miu, hermana pequeña de Prada, propuso para la temporada invernal zapatos: abrochados con una enorme hebilla a un lado y tiras por encima del empeine, diseños de la italiana Miuccia Prada.
La colección tuvo toques campestres con piezas que atravesaban la blusa o el vestido de un hombro a otro, toques retro con cortes sesenteros y tradicionales motivos pata de gallo y tartán.
En las prendas, los dibujos de animales se llenaron de color y así Miu Miu creó un leopardo de manchas turquesas y un cocodrilo de recuadros en azul marino.
Esta jornada, que pone fin no sólo al carrusel de nueve días de la pasarela de París, sino que clausura la temporada de moda, también acogió el cachemir que la diseñadora alemana Andrea Karg.
“Esta vez quería explorar la parte técnica”, explicó acerca del proceso que llevó a París fieltro y lujosa lana de cabra.
Los adornos fueron elementos clave de la colección, al igual que las pieles falsas y los dibujos geométricos, en tonalidades otoñales y colores pastel.
Esta edición de la Semana de la Moda de París incluyó el regreso de John Galliano a París con Maison Margiela, así como la renovación creativa de casas como Hermès, Nina Ricci o Guy Laroche.