Dejemos de buscar el futuro en la posibilidad que brinde la Bolsa de Valores, el precio del petróleo, la lotería o la herencia que podrán dejar nuestros familiares. Apuéstele a la naturalidad humana, a nuestros propios recursos, anímese a meterse con usted mismo, y haga como los grandes atletas que forjan su futuro basados en el cambio de hábitos.
Permítanme acomodar en el intermedio de las siguientes dos palabras: éxito y fracaso, la palabra hábitos; esa es una realidad, los hábitos nos dominan, mandan; se abren y se cierran empresas, no por falta de capital o falta de innovación, es por una repetición de acciones equivocadas que tienen como raíz malos hábitos o, como le llamamos, hábitos limitantes.
Las personas o los ejecutivos que tienen hábitos limitantes, como por ejemplo llegar tarde, descuidar su alimentación, no actualizarse, desenfoque, desconcentración, maltrato a los colaboradores, incluyendo vicios, entre otros, creen que cambiar es difícil; pero les podemos mencionar, con lujo de detalles, que es sencillo, solo requieres un porqué. Un procesos de repetición por algunos días, y un compensador.
Las estadísticas que muestra el mundo de ricos y pobres, o de exitosos y fracasados, requieren incorporarle cifras y porcentajes de personas con hábitos desarrolladores y limitantes; si se hiciera esa investigación, tal vez dejaríamos de pensar que unos son malos y otros buenos o suertudos; el éxito requiere disponer de hábitos que facilitan ver, entender y sentir que lo que para unos se hace difícil para otros es un placer.
Un vendedor que adquiere un hábito desarrollador deja de maldecir un día malo y al siguiente amanecer aumenta su número de visitas y llamadas; es la diferencia que separa al mediocre del hacedor. Los hábitos nos hacen, pero también nos deshacen. Revise sus principales hábitos en la actualidad y haga una predicción de su futuro y el de la empresa donde se encuentra.
En Atrévete les compartimos experiencias personales y empresariales, pero también un método. Hasta la próxima.