Durante cinco de los siete días previos al evento, las cámaras no registraron a ningún animal, algo “totalmente inesperado”, según afirmó a la agencia local PA Rachel Grant, directora del estudio publicado en la revista “Physics And Chemistry Of The Earth”.
“Los análisis muestran que justo antes del terremoto la actividad de los animales se desplomó”, comentó Grant, que subrayó que el parque nacional se encontraba a 320 kilómetros del epicentro.
Los investigadores detectaron además que en los días previos al terremoto el ambiente en esa zona estaba cargado de iones positivos, lo que según los científicos puede provocar agitación, hiperactividad y confusión en los animales.
“La actividad sísmica provoca estrés en la corteza terrestre, lo que, entre otros efectos, lleva a una ionización masiva” del ambiente, señaló Grant.
El estudio sostiene que los animales que habitan normalmente en el parque, en su mayor parte roedores, abandonaron el lugar al sentirse incómodos en una zona cargada de electricidad.
“Los animales más sensibles a los iones positivos son aquellos que viven más próximos al suelo. Es mucho más sencillo que puedan sentirlo”, explicó la investigadora.
“No se trata de que los animales hayan desarrollado la capacidad de predecir terremotos, sino que, en general, tienden a apartarse de los estímulos poco placenteros”, explicó Grant, que considera que su investigación puede contribuir a encontrar métodos fiables para predecir la actividad sísmica.