“Las palabras son importantes, y el tono con que se dicen esas palabras. El tono que están usando ahora los líderes (latinoamericanos) demoniza a Estados Unidos como si fuera la fuente de los problemas de Venezuela, cuando no lo somos, y esto nos dificulta avanzar de una manera pragmática” , agregó.
“Me decepcionó que no hubiera más países que defendieran que (las sanciones) no eran para dañar a los venezolanos o al Gobierno venezolano en su conjunto” , explicó la diplomática, que insistió en que su Gobierno se alejó de cualquier tipo de injerencia en la crisis de ese país caribeño durante mucho tiempo.
La subsecretaria de Estado estadounidense reiteró que las sanciones contra ciertos funcionarios venezolanos han sido muy específicas y que la Administración Obama rehusó tomar cualquier medida mientras hubo una esperanza de diálogo entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición.
“Pero llegó un momento en el que ya no podíamos argumentar que había algún tipo de diálogo. (…) Era difícil ver que hubiera un proceso externo o interno para lograr las soluciones dirigiéndose en la dirección correcta, al haber además aún más detenciones y ninguna liberación importante” , aseveró.
No obstante, Jacobson insistió en que Estados Unidos no pretende hacer de la Cumbre de las Américas un espacio en el que la situación de Venezuela sea el tema protagonista, y subrayó la importancia de que se aborden asuntos de carácter regional e interés común en el continente.
El aumento de las tensiones entre los dos países a raíz de la imposición de sanciones contra dichos individuos por parte de Estados Unidos será inevitablemente uno de los asuntos que sobrevuelen la Cumbre, que contará con la presencia del presidente Barack Obama.
Los países latinoamericanos han mostrado en diversos foros, como la Unión de Estados Suramericanos (Unasur) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) su oposición a la acción ejecutiva de Obama contra Venezuela, en la que además calificó a ese país caribeño como una “amenaza nacional” para Estados Unidos.
-Crisis con Venezuela-
Estados Unidos rechazó que la crisis que atraviesa con Venezuela opaque la importancia regional de la Cumbre de las Américas que se celebrará la semana próxima en Panamá, y destacó que el encuentro ayudará a avanzar en esta nueva fase de relaciones que la Administración Obama ha abierto con Cuba.
La subsecretaria de Estado estadounidense para Latinoamérica, Roberta Jacobson, explicó en el centro de estudios Brookings que su país no acudirá a la cumbre americana con el objetivo de sacar a la palestra las tensiones crecientes entre Washington y Caracas, sino para aprovechar el foro y abordar intereses comunes.
El incremento del distanciamiento entre los dos países a raíz de la imposición de sanciones contra algunos funcionarios venezolanos por parte de Estados Unidos será inevitablemente uno de los asuntos que sobrevuelen la cumbre, que contará con la presencia del presidente Barack Obama.
Sin embargo, Jacobson reiteró que los líderes del continente deben centrarse en trabajar sobre aquellos puntos de entendimiento y los valores comunes para fortalecer la región en términos económicos, sociales y de cooperación.
No obstante, respecto a Venezuela, Jacobson calificó el respaldo de los países latinoamericanos a ese país caribeño como un ejercicio de solidaridad basada en la retórica.
“Las palabras son importantes, y el tono con que se dicen esas palabras. El tono que están usando ahora los líderes (latinoamericanos) demoniza a Estados Unidos como si fuera la fuente de los problemas de Venezuela, cuando no lo somos, y esto nos dificulta avanzar de una manera pragmática”, agregó.
“Me decepcionó que no hubiera más países que defendieran que (las sanciones) no eran para dañar a los venezolanos o al gobierno venezolano en su conjunto”, explicó la diplomática, que insistió en que su gobierno se alejó de cualquier tipo de injerencia en la crisis del país caribeño durante mucho tiempo.
Los países latinoamericanos han mostrado en diversos foros, como la Unión de Estados Sudamericanos (Unasur) o la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) su oposición a la acción ejecutiva del mandatario, en la que además calificó a ese país caribeño como una “amenaza nacional” para Estados Unidos.
En cuanto al más que probable encuentro entre Obama y el presidente cubano, Raúl Castro, la diplomática sostuvo que es evidente que existirá algún tipo de “interacción” entre los dos líderes, aunque no quiso entrar a especificar si mantendrán una reunión bilateral.
“Habrá un contacto y será útil que podamos tenerlo para continuar el trabajo, abrir embajadas y avanzar en nuestra relación”, apuntó la subsecretaria en referencia a la histórica presencia de Cuba por primera vez en una cumbre de este calado.
La diplomática recordó que los mandatarios ya han mantenido conversaciones telefónicas y que, “obviamente”, Obama era consciente de que habría algún tipo de intercambio con Castro en Panamá en el momento en el que aceptó acudir a la cumbre.
Jacobson, que reiteró que la normalización total de las relaciones entre los dos países “llevará años”, indicó además que no por esta nueva postura hacia La Habana Estados Unidos va a renunciar a defender los estándares democráticos y de derechos humanos en los que cree.
“No vamos a cambiar nuestros estándares ni nuestra manera de elevar nuestras preocupaciones sobre las violaciones de derechos humanos” en Cuba “por el mero hecho” de haber acabado con una política fallida de embargo para la isla que ha durado más de cincuenta años, añadió.
Asimismo, enfatizó la importancia de que la reunión americana también abra un espacio para que la sociedad civil eleve la voz, un asunto clave también en el marco de la relación con Cuba dadas las reivindicaciones en este sentido de la disidencia de la isla.
La subsecretaria, quien ha liderado los contactos con La Habana y las rondas de negociaciones con las autoridades cubanas desde el anuncio del deshielo, pronosticó además “un notable giro en el lenguaje” de La Habana en la próxima Asamblea General de Naciones Unidas del próximo otoño ante esta nueva era en el marco geopolítico.