Desde la perspectiva del titular de la Secretaria de Integración Económica Centroamericana, otro de los mayores obstáculos en el proceso iniciado en 1950 han sido los desastres naturales, a los cuales denomina ?problemas permanentes?.
Entre ellos figuran los terremotos en Nicaragua, Guatemala y El Salvador, así como los huracanes y la sequía que han azotado el istmo. No menos perjudicial fue ?el terremoto político de los años ?80?, el cual perjudicó a las economías de la zona.
Pocos productos
Retrocediendo un poco en el tiempo, Rodas plantea un escenario mental y se ubica en 1950, luego del fin de la Segunda Guerra Mundial.
La estructura productiva de Centroamérica se basaba en dos o tres productos, como el café y el banano, manejados por grandes empresas transnacionales. Años más tarde, se inicia el cultivo del algodón y el azúcar.
En ese entonces el intercambio comercial en la región era de US$2 millones, mientras que en 2000 alcanzó US$2 mil 800 millones.
El proceso de integración tiene sus cimientos en ?los primeros acuerdos bilaterales de comercio? suscritos entre 1952 y 1954, recuerda.
Nacen las instituciones
El siguiente ladrillo en la edificación de la integración es la creación de instituciones como Sieca y el Banco Centroamericano de Integración Económica, BCIE.
En busca de acelerar al proceso, se crean incentivos fiscales para el desarrollo industrial, al exonerar de impuestos para fomentar el comercio.
Eso dio paso al tratado multilateral del libre comercio en Centroamérica, que fue la base para el tratado general suscrito en 1960.
Se ha multiplicado
Diez años más tarde, el comercio intrarregional alcanzó los US$600 millones, ?pero en el peor momento de la guerra interna el comercio cayó a US$350 millones ó US$400 millones?, rememora.
En cuestión de infraestructura se pone fin al monopolio del ferrocarril y se habilitan los puertos y aeropuertos.
Para Rodas, haber alcanzado un comercio intrarregional de US$2 mil 800 millones el año pasado no es todo, pues existen unas 4 mil empresas agroindustriales y cientos de trabajadores en el istmo que dependen del Mercado Común Centroamericano.
?Indudablemente podríamos estar mejor, pero las circunstancias no han permitido tener mejores condiciones?, concluye.