Punto de vistaVientos de cambio
A partir del 11 de septiembre, el ?ritmo histórico? mundial se ha acelerado. Fuertes ?vientos de cambio? soplan sobre Venezuela, para usar las palabras de Harold Mac Millan en el inicio del fin del colonialismo. El gobierno chavista está en crisis. Octavio Paz decía que la ?ceguera biológica impide ver, mientras que la ceguera ideológica impide pensar?.
La ceguera ideológica del régimen chavista es impresionante. El discurso de la vicepresidenta Adina Bastidas, en el cual justifica el terrorismo como reacción a una supuesta dominación anglosajona, blanca y protestante del sistema internacional, debe haber sido redactado por un trasnochado ?dependentólogo? marxistoide, que probablemente no lee bien inglés y tiene un retraso de 30 años en la reflexión política, económica y social.
Decía también el gran Octavio Paz que ?el último marxista leninista morirá en una universidad latinoamericana?, parece que va a ser en la Universidad Central de Venezuela y, por desgracia, no muy pronto. El propio caudillo adolece de una ceguera ideológica descomunal, con el agravante de que su ideología es un peculiar menjurje de marxismo primario, neofascismo, populismo militar a lo Velazco Alvarado y antiyankismo visceral neocastrista. Conjunto inverosímil de fracasos intelectuales y políticos.
La delirante carta a El Chacal fue un significativo y tempranero indicio de esa singular ceguedad ideológica. La inacabable peregrinación del presidente por el mundo terminó patéticamente con el derrumbe de los precios petroleros que, supuestamente, estaba diseñado a evitar. Sin embargo, la invidencia ideológica y las limitaciones intelectuales del Gobierno le impiden entender que el déficit fiscal del 2002 hará imposibles las necesarias inversiones en los sectores de hidrocarburos, eléctrico y del aluminio, sin la participación del sector privado.
Aún así, la legislación y las políticas del Gobierno están planificadas precisamente para hipertrofiar el rol del Estado y limitar la inversión privada.
El gran Canciller demócrata cristiano alemán Konrad Adenauer decía que ?si algo injusto había hecho Dios era que, habiendo limitado la inteligencia humana, había dejado totalmente ilimitada la estupidez?.
Ceguera ideológica más estupidez es el récipe para el desastre. La ineficiencia y la mediocridad abismales del Gobierno están debilitando aceleradamente el carisma del caudillo, único fundamento de la legitimidad del régimen. El Gobierno está enfrentado con todos los sectores organizados del país, incluida la Iglesia, sector privado, sindicatos, los medios y la ?intelighentsia?.
El aislamiento internacional, después de la torpe indefinición frente al terrorismo, es abrumador. La ?soledad? de Chávez en la ONU fue espantosa. Sin una improbable rectificación y sólo con el apoyo declinante del ?lumpenproletariat? y un sector cada vez más desprestigiado del Ejército, la estabilidad del régimen es precaria.