Durante un desayuno organizado por Prensa Libre, con el objetivo de efectuar un balance del año en la economía nacional, representantes empresariales, técnicos y otros invitados coincidieron en que la crisis económica internacional y la falta de certeza jurídica en temas fiscales y laborales a nivel nacional afectaron a la población en general.
El resultado más claro, dijeron, es el despido de miles de trabajadores y el cierre de decenas de industrias y comercios.
Luis Oscar Estrada, director ejecutivo de la Comisión de Vestuario y Textiles, Vestex, confirmó que entre enero y noviembre de 2001 fueron cerradas 234 fábricas, con lo cual se dejó de utilizar 66 mil 753 máquinas, y se despidió a 86 mil 138 trabajadores.
Por su parte, Julio Reyes, presidente de la Federación de Pequeña y Mediana Empresa, Fepyme, dijo que las estadísticas de este sector contabilizan 250 mil empleados que quedaron cesantes este año.
Manfredo Töpke, ex presidente de la Asociación Nacional del Café, Anacafé, agregó que éste fue uno de los sectores más golpeados por la crisis internacional, y que el desempleo salta a la vista.
Poca demanda
Según Töpke, si bien la caída en el precio internacional del aromático impactó a los caficultores, también las modificaciones al salario mínimo fueron dañinas.
En este aspecto coincidió Reyes, quien agregó que la falta de consumo interno también los afectó.
Los empresarios aceptaron que luego de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Estados Unidos, los pedidos disminuyeron dramáticamente para todos los sectores, especialmente maquila.
Grandes decisiones
Hugo Maúl, director del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales, CIEN, opinó que Guatemala se encuentra en un momento histórico de grandes decisiones.
De acuerdo con su análisis, el déficit fiscal continúa siendo la fuente de los desequilibrios internos, reforzado con el déficit en cuenta corriente, en donde el exceso de gasto en las importaciones sobre las exportaciones persiste.
Maúl dijo que 2002 no es nada halagador, pues no se advierte nada en el panorama económico que vaya a cambiar la situación mantenida este año.
Anaí Herrera, directora del área económica de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales, Asies, coincidió con Maúl en que el desequilibrio fiscal es el problema medular de Guatemala.
Sin créditos
Luis Lara, presidente de la Asociación Bancaria de Guatemala, ABG, indicó que 2001 se caracterizó por un exceso de liquidez en los bancos, lo cual no se tradujo en créditos para la inversión.
La incertidumbre por la no aprobación de las modificaciones a las leyes financieras también es algo que podría afectar a la banca nacional, pues en su opinión obligará a todas las instituciones a manejar estándares internacionales.
En general, a Lara le preocupa la falta de políticas para incentivar el ahorro interno y el desarrollo de los fondos de pensión privados que podrían ayudar a la inversión como ha sucedido en otros países.
Las cifras
La última evaluación de la Política Monetaria, Cambiaria y Crediticia estableció que en los primeros ocho meses del año las principales variables macroeconómicas han permanecido estables.
Se espera que a finales de este año el Producto Interno Bruto registre una tasa de crecimiento de 2.4 por ciento, cifra menor al crecimiento de 2000, cuando la economía creció 3.3 por ciento.
Al 17 de diciembre, las reservas monetarias netas ascendían a US$2,447 millones.
A julio pasado, el saldo de la deuda pública era de Q10 mil 956 millones.
Estimaciones del Ministerio de Finanzas Públicas indican que el crecimiento para 2002 será entre 2.3 y 2.4 por ciento.
El Banco de Guatemala, Banguat, proyecta para el próximo año una inflación optimista de 4.6 por ciento.
Por aparte, el Centro de Investigaciones Económicas Naciona- les, CIEN, vaticina entre 6, 8 y 15 por ciento, de acuerdo con los escenarios mencionados.
Para este año, la inflación estimada era de entre 4 y 6 por ciento, pero la misma ya superó el 7 por ciento.
Las promesas del Gobierno
Juan Francisco Alfaro Mijangos, ministro de Trabajo, no cree en las estadísticas de desempleo que poseen los empresarios guatemaltecos, pero acepta que la cartera a su cargo no tiene registro sobre este problema.
Desde su perspectiva, el desempleo no es producto de los incrementos al salario que se han dado durante el presente año. ?Hay empresarios pequeños que cumplen con pagar el salario mínimo, pero también hay grandes empresarios que no cumplen?, indicó.
Según Alfaro Mijangos, la realidad en que viven miles de guatemaltecos tiene sus orígenes en los problemas internacionales, producto de la recesión que afronta Estados Unidos.
Para el funcionario, el ministerio que dirige trabaja en la capacitación técnica de trabajadores, para que en el futuro, cuando lleguen empresas que busquen mano de obra calificada, la encuentren fácilmente.
Diálogo es la esperanza
Para Jorge Escoto, ministro de Agricultura, ?no se puede negar que las expectativas económicas no son tan favorables como se quisiera?. Dijo que hay que recordar que buena parte de la situación que afronta la economía nacional se debe a factores externos que no están bajo el control de Guatemala.
No obstante, Escoto tiene su esperanza en que el foro del diálogo nacional rinda frutos, y que se puedan lograr acuerdos que al final permitan la reactivación de la economía.
Según explicó, las prioridades son mantener la estabilidad macroeconómica y controla el déficit fiscal en el mediano plazo, mientras que en el futuro inmediato le preocupa la seguridad alimentaria. Manifestó que ya se evalúa la segunda cosecha del año, y se espera que sea mayor, lo que daría confianza para el primer período en 2002.
SAT, con mayor presencia
Ante la demanda de mayor transparencia en la administración pública, Eduardo Weymann, ministro de Finanzas, señaló que en 2002 quiere marcar una diferencia entre la relación contribuyente-estado.
La Superintendencia de Administración Tributaria, SAT, tendrá mucha más presencia, lo cual será reforzado con la aplicación de los códigos tributario y penal.
En cuanto a la transparencia, Weymann insistió en que se fortalecerá la actual Ley de Compras y Contrataciones del Estado, y la de probidad entre otras.
Estimó un crecimiento de entre 2.3 y 2.4 por ciento para 2002.