Entre los aspectos del valor que pueda tener la tierra, el más importante es la oferta y la demanda. Esto significa que existen personas interesadas en adquirir la tierra y propietarios que libremente decidan vendérsela.
Sin embargo, en nuestro medio se han dado las invasiones a terrenos ya sea estatales o de propiedad privada desde el terremoto de 1917. Los primeros fueron El Gallito, Gerona, La Recolección y La Palmita; posteriormente, en la década revolucionaria del 44 al 54, se dieron las primeras ocupaciones colectivas en las laderas de los barrancos de las zonas 3, 5 y 6.
También surgieron durante este tiempo lotificaciones privadas sin servicios básicos, que contribuyeron a tener más asentamientos precarios, considerados así, dado que no poseían o tenían deficiencias en: agua potable, desagües, energía eléctrica, aceras y aprobación municipal.
La ocupación de tierra más notoria se produjo en las laderas del barranco de la finca La Palmita, hoy constituido por cinco colonias dentro de La Limonada, fundada por más de 11,700 personas. Luego, a inicios de los años 60, la construcción de ?La Terminal?, en la zona 4, provocó ocupaciones de terrenos, mayoritariamente en las orillas de la línea del ferrocarril.
Posterior al terremoto del 76, el Estado pone en marcha, a través del BANVI, proyectos habitacionales de lotes con servicio, en donde el usuario carga, sin controles ni especificaciones, con la construcción de la vivienda, por lo que se producen muchos más asentamientos precarios.
Estudios efectuados en 1993 hacen referencia a 232 asentamientos precarios de más de 700,000 personas.
Las causas por las que se producen dichos asentamientos e invasiones de forma violenta las atribuye la autora, básicamente, a varios fenómenos, entre ellos la pobreza de la mayoría de la población necesitada de vivienda y la falta de programas estatales de dotación de vivienda a estos segmentos poblacionales, también a la escasa e inaccesible oferta del sector privado a los recursos económicos de sectores precarios provocado en mayor parte por el insuficiente desarrollo económico del país.