PUNTO DE VISTALa recuperación de COPEI
Afirmé recientemente, a propósito de la ?tragicomedia? de abril, que la política es algo demasiado serio para dejársela sólo a empresarios, militares, periodistas, juristas, sindicalistas, guapetones de barrio y señoras bien con Internet.
Efectivamente, en toda democracia seria y civilizada, el oficio de la política se ejerce a través de los partidos.
La ausencia de partidos políticos efectivos crea las condiciones para el resurgimiento del líder autoritario y mesiánico y fortalece los poderes fácticos tradicionales: el dinero y las armas, que junto con el carisma, son características típicas, en el siglo XXI, de países atrasados, inestables, pobres y violentos.
La planificada satanización de los partidos y, obviamente, sus propios errores facilitaron la llegada al poder del chavismo, peculiar mezcla de militarismo neofascista, populismo marxistoide y chapucería macondiana.
Ahora bien, uno de los problemas fundamentales de la oposición es su atomización en una multiplicidad de grupúsculos.
Es urgente y necesaria la recuperación de los partidos en Venezuela. Próximamente COPEI elegirá a su nueva dirección nacional.
Eduardo Fernández y Cesar Pérez Vivas encabezan una plancha que incluye también a respetadas personalidades independientes como Román Duque Corredor y Maruja Tarre. Enrique Mendoza forma también parte del acuerdo político que sustenta estos candidatos.
Kissinger dijo una vez: ?Los pueblos, a la larga, no respetan a los líderes que reflejan sus propias inseguridades o ven sólo los síntomas de las crisis y no las tendencias a largo plazo.
El papel del líder consiste en asumir la responsabilidad de actuar sobre la base de una confianza en su propio juicio sobre la dirección de los acontecimientos?.
Eduardo Fernández fue ?vilipendiado? la noche del 4 de febrero cuando, consecuente con sus convicciones democráticas, asumió la responsabilidad de su propio juicio y condenó inequívocamente el cuartelazo. Eduardo también tuvo razón en no dejarse deslumbrar por la candidatura ?encuestocrática? de la bella Irene.
?Dichosos los pueblos que no necesitan héroes? decía Bertold Brecht.
En efecto, las democracias prefieren en el liderazgo, a los ?hombres representativos? de Ralph W. Emerson.
Líderes que representan a su generación, a sus contemporáneos, que tienen y conocen sus límites, no son ni quieren ser ?superhombres?.
Después de la ilusión caricaturesca del ?rambo? Chávez y para evitar el escepticismo, Venezuela requiere el retorno de la esperanza, basada en el sano realismo de dirigentes democráticos serios, responsables, trabajadores y capaces.
El partido socialcristiano COPEI, miembro de la una corriente política universal, que por cierto gobierna en los países más exitosos de América Latina y Europa: Chile, Costa Rica, México, España y Holanda, con dirigentes como Eduardo, Cesar y Enrique, puede recuperar una buena parte de su anterior fuerza, para quizás después buscar la reunificación de la familia socialcristiana y la ampliación de su espacio político a través de una oportuna refundación.