Canastas, utensilios para cocina, petates y hasta cortinas, todo elaborado con maguey, carrizo o vara, palma, sibaque y otros materiales, son puestos a disposición de todo aquel que aprecie el arte natural.
Los precios son módicos, y ayudarán a más de 400 familias de Jocotán que se dedican a esta actividad artesanal.
Organizados
El año pasado, debido a la hambruna que azotó a los municipios de Jocotán, Camotán y Olopa, diversas agrupaciones ayudaron a los afectados, de distintas maneras.
La organización Consejería de Proyectos apoyó en ese entonces el esfuerzo de vender las artesanías jocotecas, con el objetivo de formar microempresarios, y obtuvo una respuesta positiva.
Este año, los lugareños se agruparon en la Asociación de Artesanos de Jocotán, Ajpatnar-Chortí, que por su propia cuenta comercializa los productos.
Según indican, produciendo y vendiendo sus artesanías rescatan y revalorizan su arte tradicional.
Esto, señalan, ?nos dignifica como seres humanos y nos da una herramienta productiva para superar las crisis y suplir nuestras necesidades básicas?.
A la venta
Los artesanos tienen gran cantidad de productos disponibles, los cuales pueden ser comprados para los regalos de las fiestas navideñas.
Existe variedad de canastas que pueden ser la base perfecta para colocar frutas y dulces de la temporada.
Los artesanos hicieron el llamado a empresas y particulares que quieran comprar por mayor, pues de esa forma se logrará incluir a más familias de Jocotán que elaboraran artesanías.
Los interesados en comprar se pueden comunicar por los teléfonos 232-0611, 216-6344 y 214-1133, o bien a las oficinas de la asociación, en la 12 calle, 11-13, zona 1, de la capital.
Gran esfuerzo
Para muchos es desconocido, pero la fabricación de las artesanías de Jocotán insume mucho tiempo y dedicación.
Durante la crisis que azotó la región, en más de una ocasión se pudo observar a hombres, mujeres, niños y ancianos trabajando en artesanías.
Juliana Onesh era uno de esos ejemplos humanos que no se dejaba vencer por la adversidad.
A sus 80 años, tejía un petate de palma, el cual dijo que le llevaría casi un mes hacerlo y luego lo vendería en unos Q15.
En esa actividad, la ?abuelita Juliana?, como la llamaban en la aldea Tierra Blanca, Jocotán, descansaba sus esperanzas de conseguir dinero para comprar maíz y frijol, y a lo mejor hasta para pagar los servicios de un médico.
La anciana quería saber por qué le daba tanta fiebre y cansancio y no le llamaba la atención la comida; la respuesta, según especialistas médicos, era que su sistema digestivo ya estaba destruido por aguantar tanta hambre y su posibilidades de vivir eran limitadas.
Víctimas del hambre
En agosto de 2001, Jocotán, Camotán y Olopa trascendieron por la hambruna que les afectaba:
? Más de 125 personas murieron y miles padecieron desnutrición.
? La gente en el lugar clamaba por alimentos y empleo.
? Elaborar petates fue una de las soluciones para ganar dinero.
? Los precios que se pagaban por esas artesanías eran casi insignificantes, pese a su fino acabado.