Según Delfino Locón Sacuj, su hijo se graduó de maestro y no encontró trabajo, por lo que decidió emigrar; la última semana previa a su desaparición se comunicaba cuatro veces al día, en cuya conversación manifestaba su alegría por volver a su hogar. El 10 de abril último, luego de un trámite tardado para el traslado de su cuerpo, fue inhumado en San Andrés Semetabaj.
En San Marcos, Brenda Ramírez narra la manera en que murieron su hija, yerno y sus nietos, en el país del norte. Aseguró que el esposo de su hija Jaqueline Ramírez, 15, William Fuentes, 20, le indicó que para tener una mejor vida era necesario viajar a EE. UU.
Agregó que el 19 de agosto del 2007 emprendieron la odisea vía terrestre y llegaron 20 días después. Consiguieron un apartamento en Oklahoma y luego salieron en busca de trabajo, el cual encontraron: uno como pintor y el otro en limpieza de viviendas. Brenda resaltó que con el tiempo su hija Jaqueline tuvo una hija, Mishel, y después nació Franklin.
Pero el 26 de agosto del 2014 —expresó Ramírez—, en un ataque de celos su yerno mató a balazos a Jaqueline, a Mishel, 5, y a Franklin, 3, y luego este se suicidó, según informe de las autoridades estadounidenses.
Calvario
Lo que comenzó con la ilusión de poder construir una casa, comprar ropa y, sobre todo, contribuir a mejorar las condiciones de vida de su familia se convirtió en un calvario para Gilberto Francisco Ramos Juárez, 15, quien salió de su comunidad el 17 de mayo del 2014 hacia Estados Unidos, y dos meses más tarde un mensaje que portaba con un número telefónico permitió ubicar a su familia, luego de haber encontrado su cadáver en el desierto de Hidalgo, México. La víctima era originaria de la aldea San José Las Flores, Chiantla, Huehuetenango.
En La Esperanza, Quetzaltenango, las hermanas Hellen y Thelma Mejía Ortiz, 14 y 12, luchan para salir adelante con sus abuelos y tíos, porque en junio del 2013, en un accidente de tránsito ocurrido en Austin, Texas, perdieron la vida sus padres Mirna Lizet Ortiz, 30, y José Santos Mejía Pérez, 39, quienes emprendieron el viaje para trabajar y ganar dinero para la construcción de su casa. Los restos de la pareja fueron traídos y sepultados en el cementerio de La Esperanza.
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Con información de A. Julajuj/A. Marroquín/ M. Castillo/C. Ventura