El piloto brasileño murió a los 34 años y con tres mundiales ganados, aquel 1 de mayo de 1994 todo ocurrió tan rápido; el piloto de Sao Paulo colisionó con su Williams con el muro en la séptima vuelta del Gran Premio de San Marino, un día antes había perdido la vida el austríaco Roland Ratzemberg en el mismo escenario.
Su muerte reforzó su imagen y tremenda personalidad, el brasileño era uno de los pilotos más admirados y queridos de la velocidad, por su audacia, inteligencia, control y eterna sonrisa.
Senna se olvidaba de compañeros y amigos y solo vivía para ser el mejor en todos y cada uno de los rincones de los circuitos. Su máximo rival en la pista, el francés Alain Prost, lo recordaba de la siguiente manera.
“Era tan diferente, tan completamente diferente a cualquier otro piloto y de cualquier otra persona que haya conocido”.
Presagio
Previo a la muerte del piloto, las cosas ya estaban sombrías ese 1 de mayo en el gran premio de San Marino, el día viernes Rubén Barrichelo se accidentó en las practicas, afortunadamente solo se fracturó la nariz.
Un día después Roland Ratzenberger falleció debido a una colisión, eso sin duda ocasionó un ambiente sombrío, Senna pensó incluso no participar, al final tomo la pole, la cual sería la última de la historia del icono del automovilismo.
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