Simultáneamente hombres armados sembraron el terror en 25 municipios de Jalisco (oeste), incluida su capital, Guadalajara, la segunda mayor ciudad del país, bloqueando calles y carreteras con hasta 36 vehículos incendiados y quemando bancos y gasolineras.
“En la mañana las mesas estaban llenas, pero en cuanto se empezó a saber de los bloqueos la gente empezó a pedir la cuenta y salir corriendo”, dijo temerosa y bajo anonimato a la AFP una mesera de la cadena de restaurantes Sanborns, propiedad del magnate Carlos Slim.
La agitada vida nocturna de Guadalajara prácticamente desapareció el viernes; sus calles, restaurantes y bares lucían vacíos, constató la AFP en un recorrido.
El gobierno asegura que la violencia fue una reacción de los narcotraficantes al lanzamiento el viernes de la “Operación Jalisco”, en la que militares y policías federales se desplegaron para desarticular al cártel Jalisco Nueva Generación, que venía protagonizando una serie de espectaculares ataques a autoridades.
Diecinueve personas fueron detenidas el viernes aunque sus identidades no fueron divulgadas.
Los enfrentamientos se iniciaron hacia las siete de la mañana cuando un helicóptero militar Cougar detectó un convoy de vehículos con hombres armados en la carretera que une las localidades de Casimiro Castillo y Villa Purificación. Al percatarse de ser seguidos, los sicarios abrieron fuego contra la aeronave impactando en su cola.
El helicóptero tuvo que hacer un descenso de emergencia. De sus 18 tripulantes, tres militares murieron, 10 soldados y dos policías federales fueron heridos y tres militares están desaparecidos, informó la Comisión Nacional de Seguridad.
En el pueblo de Autlán (58 mil habitantes), donde murió el agente de la fiscalía estatal en una balacera, la plaza central lucía completamente vacía la noche del viernes.
A un costado de los portales, un taxista explicó que los vecinos se resguardaron en sus casas cuando vieron cómo algunos hombres prendían fuego a una sucursal bancaria.
“Nadie quiere salir. Es como toque de queda. Esto estuvo muy feo”, comenta el taxista. “Los que incendiaron el banco estuvieron aquí en el kiosco como hasta que se animaron y le arrojaron botes de vidrio con gasolina. Luego se fueron en una camioneta que pasó por ellos”.
Alerta máxima
El gobierno estatal tuvo que decretar el “código rojo” (máxima alerta) ante los casi 40 bloqueos viales e incendios de vehículos y locales perpetrados incluso en el turístico balneario de Puerto Vallarta.
Fue toda una demostración de fuerza del cártel, que desencadenó una jornada de furia como no había vivido Jalisco, la cuarta región más poblada de México con 7,3 millones de habitantes, y que se extendió en menor medida en tres estados vecinos con otros 15 vehículos quemados.
En un video del viernes difundido por televisoras mexicanas se ve cómo dos hombres armados irrumpen en un autobús de transporte público, obligan a bajar al asustado pasaje y al conductor, arrojan un líquido inflamable y le prenden fuego.
Ataques al Estado
Acciones como el ataque al helicóptero, que apenas se han visto en México, “muestra las particularidades de ese cártel que tiene como fin atacar directamente a las fuerzas del Estado para que lo vayan a buscar y contraatacar”, dijo a la AFP Raúl Benítez Manaut, experto en seguridad de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Esta organización, dirigida por Nemesio Oseguera “El Mencho”, ha emprendido una ofensiva contra las autoridades desde que el 23 de marzo fuerzas de seguridad abatieron a Heriberto Acevedo “El Gringo”, un cabecilla del cártel.
En respuesta, el grupo asesinó a 15 policías estatales en una emboscada el 6 de abril, el peor ataque que se recuerda contra fuerzas de seguridad inmersas en el combate al narcotráfico mexicano, que ha dejado decenas de miles de muertos en los últimos años.
Vea el momento en que es incendiado un autobús en México.
Benítez Manaut, que desconfía de que esta ofensiva de Jalisco Nueva Generación responda al lanzamiento de la “Operación Jalisco”, señala que en los bloqueos participaron “sus bases de apoyo, su soporte social” conformado por personas cercanas al cártel que funcionan como aliados en ciertos momentos.