Este fue el primero de los tres superclásicos que Boca y River protagonizan en estos días, ya que el 7 y el 14 de mayo se medirán por los octavos de final de la Copa Libertadores de América.
Con este resultado, Boca suma 27 puntos y es el único líder del certamen local, seguido por San Lorenzo y River, ambos con 24 unidades, mientras que detrás se ubican Rosario Central (23) y Belgrano (22).
El equipo del Vasco Rodolfo Arruabarrena ratificó su gran momento con una tarea consistente, aunque recién sobre el final consiguió torcer el pulso de un River que le presentó batalla en todos los sectores, dentro de un desarrollo parejo.
A partir de un planteo con mucha presión, fue River el que esbozó un ligero dominio, que se diluyó prontamente, en la medida que Boca se paró mejor en la mitad de la cancha y emparejó el desarrollo, y a punto estuvo de festejar en su primera llegada con un bombazo de Daniel Osvaldo que rebotó en el poste derecho.
El primer tiempo transcurrió con un juego intenso, en el que abundó el despliegue de uno y otro lado, pero también las imprecisiones, porque a ambos les costaba progresar más allá de la mitad de la cancha, y pronto comenzaron a repetirse en pelotazos.
Dentro de ese segmento, River se aproximó con un tiro libre del uruguayo Mora por encima del larguero, y enseguida contestó Boca con una buena jugada colectiva por la derecha que derivó en la llegada de Chávez, pero el zurdazo del delantero, frente al arco, salió muy desviado.
La acción más clara para River llegó poco después de la media hora, en un contraataque que tomó mal parada a la zaga local y Teo Gutiérrez encontró espacio para maniobrar sobre la izquierda y asistir al uruguayo Carlos Sánchez, que llegaba solo por el centro y desde el borde del área conectó un furibundo remate que se estrelló en el travesaño.
En la segunda mitad Mora se reveló como la carta más peligrosa de River, y a punto estuvo el delantero uruguayo de anotar con un derechazo cruzado que obligó a una formidable estirada del arquero Agustín Orion, y enseguida ejecutó un tiro de esquina que casi se convirtió en gol olímpico, pero rebotó en el poste más cercano.
El desarrollo decayó notoriamente después de los 60 minutos, y a la hora de hacer los cambios Arruabarrena acertó y por partida doble, porque dos de sus tres ingresados cambiaron el eje del partido y rompieron el equilibrio.
A falta de seis minutos para el final, en el cierre de una jugada de ataque de derecha a izquierda, Pavón apareció por detrás de todos para vulnerar a Barovero, y poco después Pablo Pérez capturó un rebote largo que dio el arquero para anotar el 2-0 y desatar la locura en La Bombonera.
