El periódico informó que en el correo electrónico, que no fue publicado, Valcke escribió que la cifra de 10 millones “tiene como base las discusiones entre FIFA y el gobierno sudafricano, y también entre nuestro presidente (Blatter) y el presidente Thabo Mbeki.”
En manos de Warner
Investigadores estadounidenses presumen en su investigación sobre el mundo del fútbol que esos 10 millones se entregaron a Jack Warner, quien actualmente está detenido, y otros dos altos cargos de FIFA por votar para que Sudáfrica fuera elegida como organizadora de la Copa del Mundo.
De cuentas de la FIFA se transfirieron tres pagos a otras controladas por Warner a principios de 2008, informó el Departamento de Justicia de Estados Unidos.
FIFA y el gobierno de Sudáfrica han dicho que el dinero fue donado en forma legítima a través de la FIFA pera promover el desarrollo del fútbol en el Caribe, la región que Warner controlaba. La oficina de Mbeki negó cualquier participación en sobornos en un comunicado que se dio a conocer cuando estalló el escándalo.
La FIFA no respondió de inmediato una solicitud por escrito de The Associated Press para que hicieran comentarios en torno al correo que presuntamente envió Valcke. La vocera de Mbeki, Mukoni Ratshitanga, dijo a la AP que el comunicado citado negaba cualquier participación del gobierno en entrega de sobornos cuando Mbeki era presidente.
Según el Departamento de Justicia el dinero entregado por Sudáfrica que presuntamente se destinaría para el desarrollo del fútbol terminó en manos del trinitario Warner, quien era vicepresidente de FIFA, y el estadounidense Chuck Blazer, quien también pertenecía al comité ejecutivo de FIFA.
Blazer aceptó que recibió sobornos en relación con la votación para elegir a Sudáfrica, celebrada en 2004, como el primer país de África que organizaba ese evento.
Warner es uno de 14 funcionarios del fútbol y empresas de mercadotecnia que están detenidos por cargos de corrupción que incluyen sobornos y blanqueo de dinero.
La semana pasada Blatter anunció que renunciará al cargo de presidente en medio del mayor escándalo por corrupción registrado en los 11 años de historia del organismo, aunque Blatter no ha sido implicado específicamente en la investigación del Departamento de Justicia.