Desde de la mañana del lunes, los mercados respondieron a la inestabilidad política, inédita desde 2002. A su apertura, el principal índice de la bolsa de Estambul cayó un 8%, antes de remontar ligeramente. A media mañana, cedía todavía cerca del 6%, alrededor de los 77mil puntos.
Simultáneamente, la moneda nacional se cambiaba a 2.76 liras turcas por un dólar y 3.08 liras turcas por un euro.
El banco central turco respondió inmediatamente anunciando una bajada de sus tasas aplicadas a los depósitos de divisas a corto plazo, sin causar ningún efecto inmediato.
En este contexto, Erdogan instó a los partidos políticos a actuar con “responsabilidad” para preservar la “estabilidad.”
“Es de una importancia crucial para todos los partidos políticos actuar con la sensibilidad necesaria y adoptar una actitud responsable para preservar el clima de estabilidad y de confianza”, indicó Erdogan en un comunicado.
Por su parte, Deniz Ciçek, analista en el Finansbank, consideró que “los resultados de estas elecciones darán lugar a intensas conversaciones y negociaciones políticas que durarán semanas.”
Aunque según los resultados oficiales, el AKP quedó como fuerza más votada con el 40.8% de los votos, su resultado registró una bajada de casi diez puntos respecto a los anteriores comicios, cuando obtuvo el 49.9% de los votos.
Víctima de la desaceleración de la economía y del giro autoritario del que se acusa a Erdogan, su partido obtuvo 258 de los 550 escaños, muy por debajo de la mayoría absoluta (276 diputados).
El “artífice” de la caída del partido en el poder es la formación kurda HDP (Partido Democrático del Pueblo), que superó la barrera del 10% para entrar en el parlamento. El movimiento dirigido por Selahattin Demirtas recabó el 13.1% de los votos y obtuvo 80 diputados.
– Derrota personal –
Las otras dos principales formaciones, el Partido Republicano del Pueblo (CHP, socialdemócrata) y el Partido de Acción Nacionalista (MHP, de derechas), obtuvieron el 25% y el 16,3% de los votos, que les dieron 133 y 80 escaños respectivamente.
Estos resultados que dieron al traste con las ambiciones de Erdogan de perpetuarse en el poder.
Después de 11 años como primer ministro, fue elegido jefe de Estado en agosto pasado e hizo campaña para que el AKP obtuviera los 330 escaños necesarios para reformar la Constitución e instaurar un régimen presidencial fuerte, que la oposición tildó de “dictadura constitucional.”
“Los turcos le han dicho que no les gusta su poder personal”, resumía el lunes el diario Hürriyet. “Una nueva era”, titulaba por su parte el Milliyet, mientras que el diario de la oposición Sözcu se refería a una “tarjeta roja” para Erdogan.
Aunque los tres partidos de la oposición disponen de la mayoría necesaria para formar una coalición y desbancar al AKP, el primer ministro, Ahmet Davutoglu, descartó esta hipótesis, decidido a mantenerse en el poder.
“Esta elección demuestra una vez más que el AKP es la columna vertebral del país”, declaró Davutoglu ante sus simpatizantes. “Tenemos todavía días muy bellos por delante”, aseguró.
Queda la posibilidad de una coalición del partido en el poder con otra de las tres formaciones. En el caso de que las negociaciones no den resultados en los próximos 45 días, Erdogan podría disolver el parlamento y convocar nuevas elecciones.