Al cabo de un tiempo varios pueblos y ciudades de Estados Unidos comenzaron a celebrar esta fecha. En 1924, el presidente Calvin Coolidge apoyó la idea de crear un Día Nacional del Padre, y dos años más tarde se reunió por primera vez en la ciudad de Nueva York el Comité Nacional de ese acontecimiento.
Luego, en 1956 una resolución del Congreso reconoció la práctica de honrar al padre; 10 años después, el presidente Lyndon Johnson lo proclamó oficialmente como una fiesta nacional, y en 1972 durante su presidencia, Richard Nixcon firmó una ley que establecía en forma permanente la celebración el 17 de junio, y así se difundió rápidamente a Europa, América Latina, África y Asia.
Amor de padre
La tradición familiar ha relegado por siglos el papel del padre y si bien, le ha llamado “jefe de familia”, le ha quitado los derechos afectivos sobre sus hijos, convirtiéndolo en el ogro que castiga o en el incógnito proveedor que llega a casa cuando los niños ya están durmiendo y se va tan temprano, además de no tener tiempo para compartir con ellos.
Estos papeles eran fácilmente aceptados hace unos 50 años, pero las cosas cambiaron. Los hombres de hoy no quieren simplemente ser obedecidos ni solamente enorgullecerse de las cosas que les dan a sus hijos, ellos quieren ser padres en el sentido más amplio de la palabra. Es preciso homenajear en este día a los padres solteros o a las madres que les toca asumir el rol de padre.
Si usted tiene a su padre, dele un abrazo, exprese sus sentimientos sin temor y dígale: ¡Feliz día papá!