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El Colocho, como es conocido por la mayoría de jugadores de Comunicaciones, equipo que le abrió las puertas al éxito, tuvo una niñez difícil, ya que mientras otros pequeños estudiaban o jugaban, él se dedicaba a trabajar para ayudar a llevar el pan diario a su casa.
“Mi padre me abandonó y fue mi mamá —Graciela Ruano— quien luchó y me enseñó a mí y a mis cinco hermanos a salir adelante. Recuerdo que durante un par de años vivimos en un furgón que estaba abandonado cerca de la Cámara de Comercio. Allí dormíamos y desde las 7 de la mañana cuidábamos y limpiábamos los carros”, expresó García.
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Aseguró que fue durante ese período cuando se inspiró para ser abogado. “Veía a los señores que llegaban vestidos con saco, corbata y bien elegantes. Les pregunté por qué lucían así y me dijeron que se debía a que eran licenciados y defendían casos. Entonces dije: algún día seré como ellos”, comentó Allan.
VENCE LA ADVERSIDAD
En el 2003 mientras vendía agua pura en la calle Martí, conoció a Luis Chinchilla, directivo de los cremas en ese entonces.
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“Él fue quien me ayudó y me llevó al equipo. Me presentó con los jugadores y ofreció trabajo de alcanzabolas”, dijo García.
Contra toda adversidad el entonces pequeño Allan se esforzaba para triunfar. Por las noches estudiaba primaria y de día trabajaba con los albos o limpiaba vidrios de autos. Nada lo detuvo hasta que en el 2014 se graduó de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, en la Universidad de San Carlos.
“El factor económico fue siempre lo más difícil. A veces me costaba ajustar para el pasaje. Me iba colgando en los buses o llegaba mojado a la Usac, por alguna lluvia”, recordó.
Desde hace unos cuatros años atrás, el colocho vive un estilo de vida distinto, pues gracias a su incansable lucha y preparación se ha desempeñado como asesor jurídico en la misma Usac, el Congreso de la República y la Fedefut. Cuenta con una maestría penal y está por iniciar un doctorado de derecho laboral.
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