La Casa Blanca declaró que su visita oficial permitirá pasar la página de las tensiones nacidas de aquel espionaje.
Rousseff se reunirá el domingo con unos veinte empresarios brasileños en un gran hotel neoyorquino. El lunes se dará cita con otros, tanto brasileños como estadounidenses, y cerrará un seminario organizado por el gobierno brasileño para proponerle a algunos inversores su plan de concesiones de grandes obras de infraestructura.
Brasil lanzó en junio un programa de concesiones viales, ferroviarias, portuarias y aeroportuarias por 64 mil millones de dólares.
Riesgos
La visita de Rousseff se realiza en momentos en que la economía brasileña muestra señales de franco deterioro, con las cuentas públicas en rojo, la balanza comercial deficitaria, el desempleo en ascenso y una devaluación de la moneda. En 2015, la actividad se contraerá 1,2%, según datos oficiales y completaría cinco años con un desempeño modesto o negativo.
Estados Unidos es el segundo socio comercial de Brasil después de China. En 2014 el intercambio fue de US$62 mil millones con un saldo negativo para la potencia sudamericana de unos US$8 mil millones.
Durante su visita, que se extenderá hasta el 1 de julio, Rousseff también se reunirá el lunes en Washington con el presidente Barack Obama, con quien sostendrá una cena de trabajo, seguida de un encuentro entre ambos el martes.
Su visita cerrará en San Francisco, en la costa oeste estadounidense.
Los temas sobre medio ambiente y cambio climático también serán abordados por los mandatarios, especialmente en busca de lograr aportes para la cumbre sobre el tema en París en diciembre.
Rousseff anuló a fines de 2013 una visita de Estado a Washington tras las revelaciones del exconsultor de la Agencia de Seguridad Nacional Edward Snowden sobre el espionaje de las comunicaciones personales de Rousseff así como las de millones de brasileños por parte de los servicios de inteligencia norteamericanos.
