Pero hasta ahora las cosas no han salido como Alexis esperaba. Ha marcado solo un gol en los cinco partidos que ha disputado Chile y todavía no ha aparecido el futbolista desequilibrante que el seleccionador Jorge Sampaoli reclama.
El liderazgo de Arturo Vidal y los goles de Eduardo Vargas parecen haber eclipsado a Alexis, que se ha dejado llevar por los nervios e incluso ha perdido su habitual sonrisa.
El lunes pasado, cuando el árbitro pitó el final del choque ante Perú en el que la Roja logró el billete a la final, los jugadores chilenos se unieron en una piña en el centro del campo para festejar el triunfo.
Pero Alexis, que había realizado un pésimo partido, decidió no sumarse a los festejos. Tras el pitido final, enfiló el camino hacia los vestuarios con cara de pocos amigos.
Sin presencia
Los números del chileno en el duelo frente a Perú son elocuentes. Perdió veintidós balones y recuperó solo uno; consiguió dos regates y cometió tres faltas, solo superado por Arturo Vidal en esa faceta.
En resumen, un partido para el olvido de Alexis que no pasó inadvertido para la hinchada, que intentó en vano levantar el ánimo del jugador coreando su nombre.
La fatiga después de una larga y extenuante temporada en el fútbol inglés le está pasando factura al delantero, que ha perdido la chispa y la capacidad de desborde que lo caracterizan.
A eso se suma la ansiedad y el desespero de Alexis al ver que choca una y otra vez contra las defensas rivales.
El único tanto que ha marcado en la Copa lo anotó en la goleada contra Bolivia (5-0), con un remate de cabeza en plancha tras un pase de Jorge Valdivia.
Jorge Sampaoli tiene una fe ciega en el rendimiento de Alexis y no deja de resaltar su calidad y entrega cada vez que le preguntan por uno de sus futbolistas predilectos.
Ahora tiene la tarea de espolear al ‘Niño Maravilla’ para que se reivindique en la final y ayude a Chile a ganar la primera Copa América de su historia.
