Economía

¿EL PODER NOS ENFERMA O NOS LIBERA?

Esta semana hice una llamada a un cliente que solicitó un servicio, y establecí contacto en el Departamento de Recursos Humanos con una ejecutiva de la compañía, que se identificó como Mónica y,  con una expresión verbal molesta, me dio a entender que mi llamada era imprudente, y con un decibel alto me indicó que estaba equivocado.

Yesid Barrera, columnista (Foto. Archivo. Prensa Libre)

Yesid Barrera, columnista (Foto. Archivo. Prensa Libre)

GUATEMALA.- Esta semana hice una llamada a un cliente que solicitó un servicio, y establecí contacto en el Departamento de Recursos Humanos con una ejecutiva de la compañía, que se identificó como Mónica y,  con una expresión verbal molesta, me dio a entender que mi llamada era imprudente, y con un decibel alto me indicó que estaba equivocado.

Probablemente, esta persona encarna patologías de poder existente en algunas empresas, detrás de un teléfono, un escritorio, un título, un cargo, el timón de un auto o un lugar en una recepción, cualquier sitio o puesto, incluyendo el área de recursos humanos, quién lo diría; pero así es el poder, sirve para contribuir a la humanidad o para enfermarla.

Si establecemos un parámetro de lo que encarnan las empresas en sus misiones, visiones y valores, podemos entender por poder la capacidad y habilidad humana para llevar a cabo ideas y emprendimientos que logren su cometido, desarrollo y crecimiento, placer individual y para la sociedad, respetando valores y principios, siendo así, reflexiones sobre el asunto.

Los verdaderos ejecutivos y colaboradores de las empresas que tienen poder y han entendido cómo ejercerlo, son aquellos que usted ve en los corredores o pasillos, con energía y plena disposición a servir. No necesitan títulos y saben cómo liderar una organización. El problema es cuando nos cruzamos con quienes tienen ínfulas de poder y, con vanidad, ejercen ese recurso contra la gente, y por ello necesitan venias, les encanta dar permisos, supervisar y autorizar.Lamentablemente tenemos muchos de estos personajes incrustados en las organizaciones.

Ellos no pueden ser estrategas; no han entendido por qué tienen ese poder y, en consecuencia, no saben cómo ejercerlo, lo cual les genera inseguridad, desconfianza y altos niveles de estrés, llevándolos a mantenerse enfermos, gracias a la dependencia narcisista que les hace pensar que ellos son el ombligo de la organización.

El verdadero poder en nuestras empresas debe estar enmarcado en la libertad, no en el miedo que un ejecutivo pretenda establecer, amparado en los 4 metros cuadrados de espacio que tiene su oficina.

Es necesario que los empresarios sean conscientes de esta situación, que fusila pasivamente las posibilidades de buenos productos e interesantes oportunidades de mercado.Se ha dicho que una acción, por pequeña que sea, siempre valdrá más que mil intenciones grandes; el poder es acción.

No dejemos enfermar nuestras empresas con personas que les cuesta decir la verdad, que no conocen la bondad y que el servicio solo lo experimentan cuando lo solicitan.Evitemos poner en riesgo el futuro de la empresa, hagamos del poder algo natural para quien lo ejerce, promovamos empresas de poder y no de carencia de este, que es lo que les falta a los que creen tenerlo.

Hasta la próxima.

yesid@rybsideas.com www.facebook.com/RYBSIDEAS

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