La necesidad de posibles reformas constitucionales y la capacidad de liderazgo de Portillo fueron el centro de la discusión en el programa Diálogo Libre.
¿Qué efectos inmediatos perciben con el retorno de Alfonso Portillo?
Orellana: Tenemos que ser cautos con el análisis, pero es indudable que causa enorme esperanza en sectores sociales.
Alfonso podrá encabezar un movimiento para reformar la Constitución. Solo él tiene el liderazgo más calificado en este momento para llevar a cabo esa empresa. Todo este proceso fue una inversión política para Portillo porque su figura fue enaltecida en términos políticos.
Caballeros: Nos tiene que llamar a la reflexión. Seguimos hablando de Portillo y los partidos políticos cuando debemos enfocarnos en la validez de las instituciones.
¿Cómo entender el retorno de un expresidente que purgó una condena en EE. UU.?
Orellana: Eso habla en favor del exmandatario. La percepción política es que él fue objeto de un proceso amañado y politizado, en donde algunos sectores sociales se enconaron en contra de Portillo.
Caballeros: Debemos preocuparnos y revisar por qué el sistema de justicia guatemalteco no funciona y por qué hay una aprobación cómplice de la ciudadanía a estos actos de corrupción. Una prueba de esto es este nivel de porras hacia el exgobernante.
¿Qué repercusiones tendrá la confesión de Portillo de que aceptó soborno?
Orellana: Como dice el dicho: “genio y figura hasta la sepultura”. Alfonso es un político práctico y se dio cuenta de que se tenía que enfrentar a un sistema judicial que está diseñado para condenar a una persona.
En ese momento le dan a elegir entre seguir un proceso largo o aceptar el delito. Entre perder más años en prisión y salir libre, ¿qué mejor solución?
Caballeros: La corrupción no se ha resuelto en el país. Esta vez aplauden a un expresidente señalado de corrupto, pero hemos venido eligiendo a un corrupto tras otro corrupto.
Es vergonzoso que los partidos políticos se disputen el apoyo del expresidente. Esto es solo un reflejo de la sociedad. Algo está pasando que el sistema no funciona.
¿Por qué los partidos políticos abren sus puertas al exgobernante?
Orellana: Los actuales partidos políticos carecen de ideologías, son incoloros. Es esto lo que le da a Portillo una aureola diferente y de la que los otros carecen.
Existe la percepción de que quien esté al lado del expresidente ganará la elección.
Caballeros: Alfonso Portillo no es ni más ni menos diferente que esos alcaldes corruptos que igualmente los partidos políticos utilizan para ganar las elecciones.
No existe una diferencia sustancial entre un político u otro. El enfoque que debemos buscar es cómo hacer que el sistema funcione, y no centrarnos en la figura de Portillo.
¿Qué lectura se les da a los señalamientos de corrupción hacia Portillo?
Orellana: Efectivamente, hay corrupción en Guatemala, pero Carla olvida decir que también hay corrupción en el sector privado.
Percibo que hay en el ambiente un interés de buscar una reforma constitucional.
Los partidos políticos actuales jamás van a modificar la Ley Electoral y de Partidos Políticos. A los grupos partidarios hay que someterlos al orden y eso solo lo puede hacer una asamblea constituyente.
El único que tiene la imagen y el liderazgo para reformar la Constitución es Alfonso Portillo.
Caballeros: En efecto, cuando hablo de corrupción no me refiero solo al Gobierno; también existe el lado corruptor.
Cuando yo hablo de que Portillo ya fue escuchado, procesado y condenado, hablo del delito por el cual fue procesado en Estados Unidos.
Ahora, sobre la presunción de otros delitos en Guatemala quedan dudas sobre la calidad de los procesos. Todos los posibles delitos que pudo cometer en su gobierno aún podrían ser investigados.
¿Qué cambios pueden producirse en la oferta electoral con la presencia del exgobernante?
Orellana: Alfonso fortalecerá su liderazgo ante la falta de consistencia de los otros líderes. Nos guste o no nos guste, Portillo es un fenómeno real.
¿Quién puede conducirnos a un cambio constitucional y guiar a los movimientos sociales? Con sus luces y sombras, solo queda Alfonso.
Caballeros: Es condenable moralmente que el día de hoy estemos pensando que el presidente de uno de los gobiernos más corruptos en la historia pueda ser la figura que lidere un cambio constitucional. Portillo es un efecto mediático, producto de los medios de comunicación.
Algunas instituciones, como la Iglesia Católica, llaman a no olvidar los señalamientos contra Portillo. ¿Qué repercusiones tienen estos pronunciamientos?
Orellana: En diferentes entidades ha ocurrido una renovación. El sector privado ya no es solo un sector tradicional.
En cuanto a la expresión de la Iglesia, hace 20 años ellos tenían mucha influencia; eso lo han perdido.
Caballeros: Lo que es cierto es que en las mediciones realizadas Portillo tiene la aceptación de un candidato presidencial.
Yo entiendo el análisis de estrategia política, pero eso es vergonzoso. Pensar que Alfonso es el único capaz de cohesionar a la sociedad. Hay falta de criterio moral.
¿Por qué no se ha pronunciado el sector empresarial por la liberación de Portillo?
Caballeros: Son momentos diferentes. Cuando son personajes en función pública existe la posibilidad de un pronunciamiento.
Ahora es solo un exconvicto y no merece el posicionamiento de una organización gremial. No debiese ser un tema de discusión ni de reacción de sector alguno.
Hasta que Portillo no se pronuncie sobre si participará en la esfera pública no hay cabida para un comentario.
Orellana: Alfonso es un personaje muy reflexivo y es un político que no se va a arriesgar a tomar medidas temperamentales.
El consejo que yo le daría a Alfonso es que tenga mucho cuidado con lo que haga de aquí en adelante, pues en sus manos tiene el don de poder encauzar muchas fuerzas populares.