Fata “suprimió toda la compasión que poseía como médico y se dedicó a ganar dinero”, dijo Borman. Cometió una “serie enorme, horrenda de actos criminales”.
Fata, de 50 años, no presentó argumentos antes de recibir su sentencia. Durante toda la semana asistió impávido a su juicio, pero estalló en llanto al pedir clemencia el miércoles.
553 pacientes fueron víctimas de Fata a quienes aplicó tratamientos contra el cáncer que no necesitaban.
17 millones de dólares cobró el médico a aseguradoras médicas por aplicar esos tratamientos.
“Abusé de mi talento, sí y permití que este pecado penetrara en mí por poder y avidez”, dijo Fata. “Mi ansia de poder es autodestructiva”.
Dijo que sus pacientes llamaban a su puerta en busca de “atención compasiva”, pero “fracasé, sí, fracasé”.
Fata se declaró culpable el año pasado de fraude, lavado de dinero y asociación ilícita. Borman dedicó buena parte de la semana a escuchar testimonios sobre los tratamientos. Los pacientes o familiares contrataron un autobús para concurrir al tribunal.
“Hizo presa de nuestra confianza, nuestro agotamiento, nuestros miedos”, dijo Ellen Piligiam, cuyo difunto padre, un médico, recibió drogas poderosas que no necesitaba para tratar un tumor en un hombro.
La fiscal Catherine Dick había pedido una pena de 175 años de cárcel.
El gobierno identificó a 553 víctimas, junto con compañías de seguros. Medicare, el programa gubernamental de asistencia médica para los ancianos y las aseguradoras le pagaron al menos 17 millones de dólares.
Se le darán por cumplidos dos años de su condena desde su arresto en 2013 y se podría reducir su sentencia por buena conducta.
Su clínica, Michigan Hematology Oncology, tenía siete consultorios en Detroit y una compañía asociada que realizaba exámenes oncológicos.