Deporte Nacional

Gabriela Santis cumple un sueño en Toronto 2015

Tímida, humilde, sonriente, pero con gran carácter a la hora de saltar al agua, así se resume la personalidad de la nadadora de distancias medias Gabriela Santis Mejía, que se ha ganado un espacio en la élite de la natación guatemalteca.

Gabriela Santis, nadadora guatemalteca que participa en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015. (Foto Prensa Libre: Carlos Vicente)

Gabriela Santis, nadadora guatemalteca que participa en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015. (Foto Prensa Libre: Carlos Vicente)

Su determinación la tiene en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015, el reto más grande en sus siete años de carrera como nadadora profesional. El gran sueño es llegar a unos Olímpicos y ser un ejemplo para los guatemaltecos.

La fe de su familia —Carolina y Eduardo, padres; Daniel, Juan Carlos y Alejandro, hermanos— es tan grande, que en la mesa de centro de la sala de su casa se encuentran dos alcancías de barro artesanal donde han empezado a juntar algunos ahorros. “De ahí se sacará parte de los gastos para ir a ver a Gabriela a los Juegos Olímpicos de Río 2016”.

La aventura de Gabriela en el deporte se inició a los 9 años bajo la conducción del entrenador japonés Hiro Akito, quien cultivó en ella el amor por el agua, principalmente en las distancias de 100, 200, 400 y 800 metros.

“Todo esto se lo debo mucho a mi familia, en especial a mi mamá, porque siempre se levantó temprano para ir a dejarnos a los entrenos y se esmeró en que nunca faltáramos a las clases de natación y hacernos responsables”, comparte la deportista.

La disciplina es parte de su vida, así como el amor a su deporte; es por esa razón que este año dejó los estudios para dedicarse de lleno a la natación y perfeccionar algunas técnicas para los Juegos Panamericanos, en donde buscará hacer la marca para Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

“Uno de mis grandes sueños siempre ha sido el ir a unos Olímpicos y con base en eso es que me proyecto. Mi entrenador, cuando yo era niña, me molestaba con eso, porque siempre lo decía como mi máximo sueño”, asegura.

Con las marcas que posee hasta el momento, el anhelo de estar en unas justas olímpicas está cerca. En los 200 metros libres la marca B para Río es 2.03.00 minutos y la guatemalteca está en 2.4 milésimas, en la misma situación se encuentra en la modalidad de 400 metros, los números de acceso son 4.17.00 y Santis tiene 4.18.00

“A esta edad vivo un montón de emociones, nervios, motivación y valentía, entre tantas cosas. Siempre llevo conmigo un versículo de la Biblia que mi mamá repetía cuando éramos pequeños: “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”, nunca lo olvido porque es como el motor de mi vida”, agrega.

En ascenso

Una de las grandes aspiraciones de la guatemalteca es seguir en ascenso en la natación, su primera medalla internacional la consiguió en un CCAN que se disputó en Venezuela, con apenas 9 años, la nadadora consiguió en relevos 4×100 el metal de bronce.

Después de eso todo fue en ascenso al extremo que tiene récord absoluto nacional en las categorías de 100 metros libre —58.66 segundos—, en los 200 —2.4 minutos—, en los 400 —4.18 minutos— y en los 800 —8.58 minutos—. Para asistir a Toronto le sirvió el registro de 4.18 que consiguió en los 400 metros libres.

“Mi carrera ha ido en ascenso gracias a la ayuda de Dios principalmente, porque ha cambiado nuestras vidas en mi familia”, manifestó la guatemalteca.

La primera alegría de un metal dorado en su carrera la consiguió a sus 12 años, en los Juegos Codicader, en Nicaragua, donde tomo más experiencia en su participación en el Mundial de Estambul en el 2012, aunque no tuvo una destacada actuación, aprendió nuevas técnicas que ahora le son de utilidad.

En los Centroamericanos del 2013 en Costa Rica, la nacional se agenció seis medallas, tres metales de plata y tres de bronce, en los Juegos Centroamericanos y del Caribe en Veracruz 2014 no pudo obtener ninguna medalla, pero sí el pase a las Justas Panamericanas.

Santis, quien nació el 4 de noviembre de 1996, en silencio ha llevado su carrera a las alturas. Se proyecta como una nadadora con talento que podría darle a Guatemala muchas alegrías. La deportista se graduó en el 2014 en la carrera de Bachillerato en Ciencia y Letras, mide 1.65 de estatura y pesa 123 libras.

Jamás se imaginó llegar hasta donde ahora se encuentra, pero aún le falta trayecto. Lo mejor de ella es que sabe aprender de sus errores y absorbe de buena manera la técnica de los atletas élites a los que ha enfrentado en los diferentes eventos en los que ha participado.

“Voy con todo a Toronto, con la mente puesta en triunfar si Dios me lo permite”, manifestó.

Una de las grandes vocaciones de la vida de la atleta, de 16 años, es llevar una vida apegada al cristianismo. Desde el 2013 las cosas cambiaron para la familia, tras una situación adversa que estuvo cerca de tumbar sus proyectos de vida.

“Pasamos un momento muy duro en la casa que estuvo a punto de destruirnos, pero empezamos a ir a la iglesia y Dios nos habló muy directo. Muchos de los logros que se han dado se los debo a Dios que se ha convertido en mi fuerza. Yo hago lo posible y Dios hace todo lo imposible para lograr todo”, indica la atleta.

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Amor a los animales

A sus 16 años Santis también disfruta de la vida cuando no está en el agua, uno de sus principales pasatiempos es ver televisión y videos cómicos, junto a sus hermanos.

En su corazón también existe la labor humana, ha rescatado tres perritos de la calle, el primero fue Apolonio, quien lo encontró comiendo basura en las calles y la siguió a casa. Apo, como se le conocía con cariño, pasó a ser parte de la familia, después de que en común acuerdo decidieran adoptarlo.

“Salía a pasear a las calles con nosotros sin cadena y un día ya no regresó, nos pusimos bastante tristes porque nos habíamos encariñado mucho con él”, señala la nadadora.

Pero la historia del pequeño Apolonio motivó a que continuaran con esa labor y hace un año llegó a casa Tomás y T y T, el primer macho y la segunda hembra, los dos canes ahora son la compañía fiel de Santis por quienes siente un inmenso amor.

Cuando Mash apareció por primera vez en la vida de la familia Santis estaba totalmente lleno de sarna, pero lo curaron y se recuperó.

“Desde pequeños hemos tenido el deseo de tener perros. Antes vivíamos en una casa muy pequeña, teníamos un perrito que lo tuvimos que regalar por el espacio. Entonces nos quedó siempre esa sensación de volver a tener una mascota, cuando nos pasamos a esta casa más grande ya pudimos”, comparte.

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