La fiscal general Arely Gómez dijo recientemente ante legisladores del Congreso que el 25 de junio pasado el gobierno estadounidense hizo la petición formal de extradición del capo “por el cargo de asociación delictuosa para importar y poseer con la intención de distribuir cocaína”.
Según las leyes mexicanas, un preso puede ser extraditado una vez que concluya su condena en México. Sin embargo, el presidente Enrique Peña Nieto puede tomar la decisión, junto con el tribunal de justicia, de que primero se extradite a la persona y posteriormente concluya su condena en México, informó la fuente de la fiscalía.
La fuga de “El Chapo”, perpetrada hace tres semanas a través de un kilométrico túnel bajo el penal El Altiplano, a 90 km de la capital, representó un duro golpe para el gobierno mexicano, que ofreció una recompensa de 3,8 millones de dólares por su recaptura.
El capo, de 58 años, y líder del poderoso cártel de Sinaloa (noroeste) había sido detenido en febrero de 2014, luego de haberse fugado en 2001 de otro penal de máxima seguridad en Jalisco (oeste).
Tras su última detención, Estados Unidos solicitó la extradición de Guzmán, pero el gobierno mexicano recalcó que antes de ser extraditado tenía que cumplir condena en su país y el propio Peña Nieto aseguró que estaría bien vigilado.
“Ahora la solicitud (de extradición) viene perfectamente integrada, completa en la documentación” y el miércoles la fiscalía general “oficialmente solicitó al juez tercero federal de procesos penales en el Distrito Federal el inicio del procedimiento de extradición”, dijo José Alberto Rodríguez, subprocurador jurídico de la fiscalía, a la televisora mexicana Milenio.
La agencia federal antinarcóticos de Estados Unidos (Drug Enforcement Administration, DEA), proporcionó a las autoridades mexicanas información de inteligencia crucial para ayudar a capturar a Guzmán en febrero de 2014, y ahora, autoridades de diversas partes del mundo colaboran para recapturar a este narcotraficante que erigió un verdadero emporio en América, Europa y Asia.
Autoridades estadounidenses sospechan que las agrestes colinas del llamado Triángulo Dorado -en los límites de los estados mexicanos de Chihuahua, Durango y Sinaloa, al norte- sirven de escondite a Guzmán.