El hombre, de 48 años, fue condenado por seis mensajes y fotografías publicados en septiembre del 2013 y noviembre del 2014. Por cada una de las publicaciones le correspondían 10 años de prisión, pero se le redujo la pena a la mitad por haberse declarado culpable.
La condena no puede ser recurrida, al haber sido dictada por un tribunal militar y puesto que su detención se produjo en un momento en que en Tailandia aún estaba vigente la ley marcial.
La familia real tailandesa está protegida por una de las leyes más restrictivas del mundo. El artículo 112 del código penal establece que cualquier persona que ofenda al rey, a la reina a su heredero o al regente se enfrenta a 15 años de cárcel por cada delito.
En este contexto, la autocensura sobre este tema es muy fuerte en el país, incluso entre los medios de comunicación extranjeros.