La energía producida se dividió por dos en los últimos dos mil millones de años y no deja de disminuir, concluyeron.
“A partir de ahora, el Universo está abocado al declive”, explicó Simon Driver, miembro del Centro Internacional de Investigaciones Radioastronómicas (ICRAR) de Australia, que participó en el proyecto.
“El Universo se estiró en el sofá, se cubrió con una manta y se apresta a un sueño eterno”, agregó.
Los investigadores utilizaron siete de los telescopios más potentes del mundo para observar durante ocho años galaxias en 21 longitudes de onda diferentes -como las infrarrojas o las ultravioletas -, en el marco del estudio Gama.
El estudio es fruto de la colaboración de un centenar de científicos de más de 30 universidades australianas, europeas y estadounidenses.
Buena parte de la energía que circula en el Universo fue generada después del Big Bang, aunque también hay una liberación constante de energía nueva gracias a la fusión termonuclear de las estrellas.
“Esta energía nueva es o bien absorbida por polvo o bien viaja por el espacio hasta que choca con algo como una estrella, un planeta”, afirmó Driver.
Los investigadores saben desde hace tiempo que el ritmo de creación de estrellas en el Universo está en declive. Pero este estudio demuestra que la producción de energía disminuye de forma similar en las diferentes longitudes de onda, subraya Andrew Hopkins, del Observatorio Astronómico Australiano.
Los investigadores esperan que los datos recogidos permitan además mejorar la comprensión del proceso de formación de galaxias.