“Desde luego que tenemos diferencias, pero hemos logrado solucionar los últimos problemas”, dijo el viernes Jeroen Djisselbloem, presidente del Eurogrupo.
“Todo el intenso trabajo de la última semana ha dado frutos”. Diez mil millones de euros estarán disponibles para recapitalizar a los bancos griegos, mientras que una segunda fase por 16 mil millones de euros se hará en diversos pagos, el primero de los cuales será por 13 mil millones el 20 de agosto, cuando Atenas debe hacer un pago al Banco Central Europeo.
“Con esta base, Grecia es y permanecerá irreversiblemente como miembro de la eurozona”, declaró el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, una vez que el acuerdo fue sellado.
A la larga, el paquete final de rescate podría dar a Grecia hasta 86 mil millones de euros (US$93 mil millones) en préstamos durante tres años a cambio de fuertes recortes al gasto público y alzas de impuestos.
Aún falta que algunos parlamentos nacionales aprueben el acuerdo, incluido el de Alemania, pero ese paso es considerado principalmente una formalidad. Algunas naciones como Finlandia ya dieron su aprobación.
La medida evita que Atenas caiga en mora de pagos, lo cual podría haber ocurrido la próxima semana, y ayuda a consolidar su pertenencia a la eurozona. Sin embargo, implica más sacrificios para la población griega.
Alemania, el principal acreedor de Grecia y tal vez el más estricto, dio la bienvenida al acuerdo y dijo que fue un buen resultado.
“Sin embargo, debemos mantenernos cautelosos porque por supuesto estamos dando enormes sumas de dinero”, dijo el ministro alemán de finanzas Wolfgang Schaeuble.
“Si los griegos no quieren este programa, no funcionará”, dijo a la televisora ZDF. “Por eso es que vamos paso por paso y asegurándonos de que no hacemos mayores los riesgos de lo inevitable si queremos ayudar a Grecia”.
Un punto clave de conflicto ha sido si se condonan parte de las deudas de Atenas.
El Fondo Monetario Internacional ha insistido en que Grecia debe recibir alguna forma de alivio a su deuda antes de que pueda obtener cualquier rescate, pero varios socios de la zona euro, conformada por 19 países, se oponen a esta acción.
“Es igualmente determinante para la sostenibilidad de la deuda de mediano y largo plazo que los socios europeos de Grecia hagan acuerdos concretos…. con el fin de proporcionar un alivio importante a la deuda bastante más allá del que se ha considerado hasta ahora”, expresó en un comunicado la directora gerente del FMI, Christine Lagarde.
Ansiosos de tener al FMI apoyándolos, los ministros de finanzas dijeron que el Eurogrupo “está listo para considerar, de ser necesario, posibles medidas adicionales” como un mayor periodo de gracia y de pago.
El proyecto del rescate fue aprobado en el Parlamento gracias al apoyo de los partidos opositores, con 222 votos a favor, 64 en contra, 11 abstenciones y tres ausencias en la cámara de 300 miembros.
Aunque fue aprobado por una cómoda mayoría, el resultado fue un golpe al primer ministro Alexis Tsipras, porque 40 de los 149 legisladores de su partido de izquierda Syriza votaron contra él. Tsipras ha sufrido severas críticas por parte de los integrantes de línea dura de Syriza por ceder a las demandas de los acreedores para recortar el presupuesto, medidas de austeridad a las que el primer ministro prometió oponerse cuando ganó las elecciones en enero.
El proyecto de ley incluye reformas para aumentar los impuestos personales, a las empresas y los embarques, reducir algunas pensiones, eliminar exenciones fiscales para algunos grupos considerados vulnerables e implementar fuertes recortes al gasto público, incluido el ejército.
“Unas elecciones en los siguientes meses crearían mayor incertidumbre política, retrasarían el crecimiento económico e impedirían la implementación de reformas y la posibilidad de negociaciones abiertas para aliviar la deuda como lo desea el FMI como condición para participar en el programa de financiamiento”, dijo Joan Hoey, analista para Europa en el Economist Intelligence Unit, una unidad de negocios independiente que pertenece al grupo The Economist.