Ellos son un ejemplo de que con pocos recursos y con el apoyo de donantes, canes y felinos recobran la oportunidad de desbordar hacia un ser humano su fidelidad y afecto. A continuación algunos jóvenes comparten con Prensa Libre, sus experiencias en el cuidado de animales de la calle.
Elizabeth Martínez
Es diseñadora gráfica y fundó Comunidad Gatuna hace cinco años y se ocupa de organizar jornadas de castraciones felinas a bajo costo. “Una gata puede quedar embarazada unas cuatro veces al año, y en cada camada nacen unos cuatro gatitos”, refiere. Con ayuda de voluntarios, han llevado a cabo 56 jornadas, al cubrir los gastos de insumos, mediante bazares y donaciones. Martínez calcula que se han esterilizado unos cuatro mil felinos. Además, la joven rescata gatos en alto riesgo, a los que después da en ferias de adopción, y es “mama nodriza” de gatitos huérfanos. “Hay que dejar los prejuicios atrás y disfrutar la compañía gratificante de los gatos”, refiere.
Elizabeth Martínez (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL).
Pedro Yquis
El primer can que rescató, fue un dogo guatemalteco, a los 12 años. Estaba desnutrido y le habían disparado en las costillas. Yquis cree que era un perro de pelea. Curó sus heridas y lo cuidó hasta que se recuperó. Vivió con él cinco años, hasta que murió. “Éramos muy unidos”, recuerda. Así comenzó la historia del joven perito contador, de 20 años, quien ha rescatado unos 20 canes y unos 25 gatos del maltrato. Algunos los ha dado en adopción, y otros más viven con él. Pese a no tener trabajo fijo, la alimentación de sus mascotas es su prioridad. “Ellos dependen de nosotros para vivir. Lo que más me gusta de ayudar a un animal es ver su actitud de agradecimiento. Eso me motiva”, dice el joven.
Pedro Iquis (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL).
Richard Chajón
“Los perros son amigos incondicionales, que expresan los más puros sentimientos hacia su dueño”, dice Richard Chajón, técnico en computación, de 21 años, que alberga en su casa perros y gatos que rescata de la calle, abandonados por sus dueños, la mayoría, con enfermedades graves. Uno de ellos fue una perra con cataratas, de edad avanzada y embarazada, que fue rehabilitada. Ha llegado a tener, a la vez, 35. Con sus recursos y los de su familia alimenta a los animales y los rehabilita. La atención veterinaria se la dona la asociación Adopta una Mascota, en cuyas jornadas han encontrado hogar mascotas rescatadas por Chajón. “Tener un animal, para mí, es pintar de colores una vida gris”, dice el joven.
Richard Chajón (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL).
María Nicté Yos
Estudiante de Derecho y de 26 años, es voluntaria de Castraciones Guaus & Miaus, desde hace dos años. A los 12 años rescató a su primer perro, que encontró desnutrido y con sarna. A partir de ahí, comenzó a llevar más canes a su casa y llegó a tener unos 70. Después de recuperados, los llevaba a castrar y los daba en adopción. Ahora, es pieza clave de las jornadas de castraciones a bajo costo que se realizan en zonas capitalinas cada semana, e imparte talleres sobre la importancia de esterilizar. En 92 jornadas se han castrado unos 6 mil 500 perros y gatos. Con apadrinamientos, se esterilizan animales, de forma gratuita, en asentamientos. “Nuestra meta es llegar a ser como Costa Rica, donde se esterilizan 250 animales a diario”, señaló.
María Nicté Yos (Foto Prensa Libre: Hemeroteca PL).