La evolución de Prensa Libre también ha sido la evolución de las marcas y los anunciantes. Y cada época trae lo suyo.
De los primeros clientes que creyeron en el nuevo periódico varias marcas se fidelizaron con el tiempo y fueron emblemáticas en la Guatemala de entonces.
La oferta publicitaria e informativa de esas primeras páginas podría parecer simple si se la ve con ojos tecnológicos actuales.
Las escasas alternativas tecnológicas de hace 64 años, que podrían parecer una limitante, fueron, sin embargo, catapulta para la creación de piezas publicitarias únicas en la historia impresa de este medio.
Así, en las páginas de los años 1960 el lector encuentra anuncios sencillos redactados en una máquina de escribir acompañados algunas veces de fotografía.
En sus inicios, Prensa Libre estuvo ligada a la tecnología de la imprenta, porque así empezó a imprimir sus ejemplares en la década de 1950. Se podría decir que es una “publicación plana”. Sus primeros ejemplares salieron de la Imprenta Iberia.
Entonces, Prensa Libre se producía por el sistema tipográfico. La información era levantada con linotipos —un tipo de máquina de escribir que reproducía la imagen o el texto en barras de metal-.
La primera imprenta de Prensa Libre, adquirida en 1953, fue llamada irónicamente Huracán, porque imprimía mil 500 ejemplares por hora. Es la que se expone actualmente en la Recepción de este matutino. Era una máquina de impresión plana fabricada en Estados Unidos.
No había opción de color más que el de tinta negra, como se imprimía en la mayoría de periódicos del mundo.
Hacia la velocidad
Así fue hasta 1953, cuando ya se contó con una editorial propia, que constaba de una prensa plana, un linotipo y un taller de fotograbado.
En 1963 se adquiere una Goss universal, que imprimía 30 mil ejemplares de 64 páginas por hora.
Este avance prácticamente significó el salto hacia la velocidad.
En ese año también se empieza a utilizar color en titulares y rebordes de algunos anuncios. Esto es una novedad para la época, porque ya se habla de “duocromo”.
El 6 de agosto de 1964, Prensa Libre ofrece a sus anunciantes “un toque de color”, es decir, la opción de escoger más allá de la tinta negra para sus anuncios.
Hacia 1978 se compró un “monstruo de impresión” una rotativa Goss, que imprime 42 mil ejemplares por hora.
En 1983 se publica solo en portada fotografías “a color” (con tinta cian, magenta y amarillo).
La primera portada full color se publicó el 25 de octubre de 1983, cuando vino a Guatemala el grupo musical puertorriqueño Los Chicos.
En 1988 se adquiera la rotativa Harris Cotrell 845 —que hasta ahora imprime el primer tiro y la portada de Prensa Libre—.
Todo ese complejo mundo de imágenes y texto utilizó como base la fotocomposición –unión de texto más fotografía- que fue la tecnología empleada hasta 1990 para crear las páginas.
Todo el material, armado manualmente, era llevado a negativos para luego ser convertido en placas metálicas, que finalmente servirían para imprimir a papel.
La década de 1990 marca el cambio hacia las plataformas digitales, y ese fenómeno informático incluyó también la impresión de Prensa Libre.
Es de hacer notar, también, que la publicidad ve en este salto cuántico una oportunidad dorada para anunciarse. En 1991, con el nacimiento de una entidad nacional que une a las agencias publicitarias también se gesta un mayor acercamiento entre anunciantes y medios de comunicación.
Así, de humildes anuncios comerciales tipográficos, dibujos a mano alzada o incipientes fotografías se vislumbra el mundo creativo de las décadas de 1990 y el 2000.
Nuevo siglo, nuevos retos
El siglo XXI fortaleció, además, la impresión del diario, con el uso de la calibración y estandarización de color, respaldados por programación y tecnología de última generación.
El uso de la fotografía digital también le dio un giro especial a la presentación gráfica de la información y la publicidad, a finales de 1994 y principios de 1995.
Incluso, la recepción digital de anuncios por medio de internet e intranet, a mediados de la década de 1990 cambió la forma de relación entre medio, cliente y anunciante.
En 2004, Prensa Libre adopta como último hito para su edición impresa la impresión directa a placa, una tecnología que prescinde del negativado y preserva la calidad de las placas de impresión.
Por este último salto tecnológico se hizo acreedora a la Cerficación Wan-Ifra desde 2010 como uno de los periódicos mejor impresos del mundo.
Además, fue el primer periódico en América en obtener la acreditación de certificación de impresión y actualmente forma parte del club internacional estrella de los periódicos mejor impresos.
Han sido 66 años de grandes saltos y sobresaltos, 66 años de sorprender y sorprendernos. Y la historia apenas comienza.