“No vemos ningún punto final a la llegada de personas en los próximos meses. Estamos ante niveles récord de desplazamientos forzados en el mundo y está muy claro que se requiere una respuesta integral de la Unión Europea, de sus 28 miembros” , declaró la portavoz de la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) , Melissa Fleming.
El organismo anticipa que 3.000 personas diarias, entre inmigrantes y refugiados, estarán en ruta hacia Serbia en los próximos días. Proceden de Grecia o Macedonia y aspiran a alcanzar Hungría y el norte de la UE.
El ritmo de estas llegadas supera las previsiones más pesimistas del organismo, que hace pocas semanas había proyectado que a finales de agosto se llegaría a 250.000 entradas por el Mediterráneo, cuando lo seguro es que llegarán a 300.000.
Según Unicef, otro de los mayores brazos humanitarios de la ONU, al menos el 30 por ciento de los que han llegado a territorio europeo de forma irregular por vía marítima son mujeres y niños.
Fleming recordó que, mientras no haya un cese de la violencia armada en Siria -país de procedencia de la mayoría de refugiados-, ni sumas importantes de dinero para ayudar a los países vecinos que acogen a 4,1 millones de refugiados sirios, las llegadas a Europa no disminuirán.
Los refugiados sirios que están llegando en la actual ola migratoria a Europa provienen, por una parte, de Turquía y Líbano, adonde huyeron durante la guerra civil que empezó en 2011 y donde viven en condiciones cada vez más duras y se hunden en la pobreza.
Esos países están totalmente sobrepasados por las necesidades de la población refugiada siria.
Otros refugiados sirios están llegando a Europa directamente desde Siria.
Todos utilizan redes de traficantes, aseguró Fleming.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) ha reunido información sobre la actividad económica detrás de este tráfico de personas y afirma que los refugiados pagan por etapas.
“La primera etapa (de salida) puede costar 400 a 500 euros, luego 1.000 para cruzar el país de tránsito y otros 1.000 para tomar un barco, por ejemplo de Libia a Italia” , detalló a Efe el portavoz de la OIM en Ginebra, Joel Millman.
Comentó el caso reciente de una familia siria a la que se pidió 25.000 dólares por hacer el viaje desde su país hasta California, en Estados Unidos.
Tanto la ACNUR como la OIM creen improbable que la llegada del otoño y del mal tiempo en el Mediterráneo disuada a los inmigrantes y refugiados de su intento de llegar a Europa.
Si en el pasado los inmigrantes se aventuraban en el Mediterráneo mientras hacia buen tiempo, el año pasado empezó a observarse que seguían tomando barcos en octubre y noviembre (otoño) .
“La desesperación es tan grande que la gente sigue asumiendo riesgos incluso si las condiciones del mar son rudas y las temperaturas heladas, así que tenemos que prepararnos para que la gente siga llegando en los próximos meses” , adelantó Fleming.
La ACNUR defiende de que una de las pocas alternativas coherentes es que los refugiados sean repartidos equitativamente entre todos los países de la Unión Europea.
Resaltó los casos de Alemania y Suecia, que entre los dos han recibido al 43 por ciento de solicitantes de asilo, así como el de Austria que “proporcionalmente al tamaño de su población está recibiendo enormes cantidades de refugiados” .
La canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Franois Hollande, abogaron ayer por una política de asilo común en la UE basada en el reparto de refugiados por cuotas, una idea que también apoyó el canciller austríaco, Werner Faymann, pero a la que se oponen otros países de la Unión.