La policía, alertada por pasajeros que habían presenciado la agresión el pasado sábado, pudo detener a los dos hombres en una estación de la red de cercanías.
Los sospechosos, que ya se encuentran en libertad, ya estaban fichados por delitos anteriores relacionados con la extrema derecha, precisó un portavoz de las fuerzas de seguridad.
Los hombres fueron acusados tras la agresión de insultos, lesiones físicas y el uso de símbolos anticonstitucionales.
Partidario o seguidor del neonazismo, movimiento sociopolítico que retoma la ideología del antiguo nazismo alemán.
En algunos países la propaganda neonazi está prohibida.
Según fuentes próximas a la investigación, conseguir una orden de arresto contra los dos hombres tendría pocas perspectivas de éxito, ya que cuentan con un domicilio fijo y sus datos personales ya están registrados por la policía.
Además, dificulta la situación el hecho de que la policía no conozca por ahora la identidad de las víctimas, que no han acudido a las autoridades a presentar denuncia.
El responsable de Interior de Berlín, Frank Henkel, que ya había calificado ayer la agresión de “insoportable rostro del racismo”, subrayó hoy que “cuando ultraderechistas orinan sobre niños o desfilan por centros de acogida de refugiados con listones de madera a modo de antorcha se ha sobrepasado con creces la línea roja”.
“En mi cargo uno cree haber oído mucho. Pero estamos ante un incidente particularmente desagradable y repugnante”, dijo ayer.
En tanto, la red de cercanías ha vetado por un año a los dos ultraderechistas el acceso a sus instalaciones.