El presidente estaba por pronunciar ese mensaje en las próximas horas luego de hacer senderismo hacia un glaciar que se está derritiendo en Alaska.
Obama cuenta con el paisaje de Alaska —todavía bello, aunque en deterioro— para tratar de provocar una sensación de urgencia a diferencia de sus anteriores llamamientos a la acción sobre el cambio climático.
El mandatario comenzó el lunes último su visita de tres días al estado más grande del país con un discurso ante una cumbre sobre el clima del Ártico, donde advirtió que al calentamiento global es una crisis en aumento que ya ha cambiado la forma de vida en Alaska.
“Vamos a condenar a nuestros hijos a vivir en un planeta sin capacidad de ser reparado”, dijo Obama. En alusión irónica a la amenaza del crecimiento del nivel de los mares, fustigó a aquellos líderes que niegan el cambio climático diciendo que “están cada vez más solos, en su propia isla cada vez más pequeña”.
El viaje tendrá más efecto visual que las puras palabras y el punto más alto llega el martes, cuando Obama vuele en helicóptero a Seward, donde caminará por el famoso glaciar Exit, un extenso río de hielo que se está licuando debido al aumento de las temperaturas.
Alrededor de 1 mil 800 kilómetros cuadrados de las montañas Kenai están cubiertas por hielos glaciares, restos de la Edad de Hielo, cuando aproximadamente un tercio de la Tierra estuvo congelada.
Uno de alrededor de 40 glaciares que descienden del Campo de Hielo de Harding, el glaciar Exit ha estado bajando de nivel desde hace décadas, a una velocidad de 13 metros por año, de acuerdo con el Servicio Nacional de Parques.