Con la identificación personal en la mano, los esposos buscan sin éxito la mesa que les fue asignada para participar en estas elecciones generales guatemaltecas, desarrolladas en medio de una crisis política desatada por la renuncia y detención, el jueves, del ahora ex presidente Otto Pérez, envuelto en un escándalo de corrupción.
A pocos minutos de la apertura del centro de votación, los ancianos no han logrado encontrar su mesa y entonces optan por sumarse a una larga fila de electores con la misma interrogante, a la espera de que un voluntario del Tribunal Electoral resuelva sus dudas.
“Venimos temprano a votar porque tenemos que regresar a trabajar” dijo Vicente, uno de los miles de habitantes registrados en este pueblo maya-kaqchikel, ubicado a 30 kilómetros al oeste de la Ciudad de Guatemala.
En unas particulares elecciones marcadas por la apatía y el desencanto tras un fraude millonario descubierto en las aduanas, más de siete millones de guatemaltecos han sido llamados para elegir al nuevo presidente y vicepresidente, así como a 338 corporaciones municipales, 158 diputados y 20 representantes al Parlamento Centroamericano.
Deber cívico
Conforme avanza la mañana y el sol empieza a calentar el ambiente, decenas de indígenas empiezan a llenar los centros de votación improvisados en la plaza, tras caminar por estrechas calles convertidas en mercado, entre el olor de flores, frutas y hierbas aromáticas.
El ir y venir de los pobladores que acuden a votar se confunde con el de aquellos que van a hacer sus compras regulares.
“No voy a poder votar porque no me empadroné”, dijo Teresa Pac, de 33 años, un ama de casa quien tomaba con una mano a su pequeña hija, mientras con la otra sujetaba las patas de dos gallinas blancas.
A pocos metros, varios jóvenes atendían una mesa de votación dirigida por María Top, de 21 años, una estudiante de enfermería que se siente orgullosa por contribuir de esa forma a la democracia de su país.
“Este es un deber cívico y me siento parte de Guatemala”, aseguró la joven indígena, cerca de una mesa de metal azul y blanca donde los electores marcan las papeletas y a cuyos pies duermen dos perros callejeros.
Los casos de corrupción “nos alientan más a buscar nuevos gobernantes para poder exigirles más”, precisó el fabricante de muebles Carlos Cuyuch, mientras aguardaba a emitir su voto en un salón comunal en el otro extremo de la plaza.
Para Carlos, de 32 años, las votaciones son importantes “para tener un mejor país” para su esposa y tres pequeños hijos.
Renuncia lucrativa
La decisión de Pérez de abandonar el cargo y someterse a la justicia causó tanto revuelo en este municipio maya que Francisco Pixtán, propietario de un puesto de periódicos, refirió que el viernes vendió en pocas horas unos mil 200 ejemplares, casi el triple de lo habitual.
“Me dejaron sin nada”, detalló Pixtán, de 59 años, quien viaja todos los días desde el vecino municipio de San Pedro Sacatepéquez para atender su local en una esquina de la plaza.
Los guatemaltecos tienen que elegir entre 14 opciones al sucesor del presidente Alejandro Maldonado, quien el jueves relevó a Pérez para un corto mandato hasta enero próximo.
Los principales contendientes a la silla presidencial son el comediante de derecha Jimmy Morales con el 25% de las preferencias, por encima del abogado derechista Manuel Baldizón con 22.9% y la exprimera dama Sandra Torres, 18.4%, según encuestas de medios locales.