El proceso no fue fácil, asegura, ya que muchas veces se topó con un rotundo no sobre la existencia de esta etnia en el oriente del país, a pesar de que unas 400 mil personas, diseminadas en 17 comunidades de Jalapa, Jutiapa y Santa Rosa, se identifican como xincas, de acuerdo con el censo efectuado en el 2009 por el Parlamento del pueblo xinca, al cual pertenece.
En la actualidad es uno de los principales promotores y estudiosos de este pueblo. Lucha contra los prejuicios racistas y machistas para ampliar y continuar las escasas investigaciones sobre este. De esa cuenta, ha capacitado a cientos de escolares en idioma xinca.
¿Cuáles son sus raíces?
Soy mestizo. Mi padre es originario de San José Acatempa y por eso cuando era niño él me hablaba de europeos y tradiciones españolas. Pero mi madre y abuela eran de una comunidad xinca llamada Valencia, por eso se comunicaban conmigo en esa lengua, aunque no la definían como tal, solo decían que era el idioma de los abuelos.
¿Por qué decidió estudiar la cultura xinca?
Tenía 17 años y cursaba el último año de Magisterio cuando en la clase de Ética nos dejaron de tarea investigar nuestra identidad. Recuerdo que fue complicado, empecé a indagar en libros y no encontré nada.
Mi madre me llevó a la casa comunal xinca, donde los abuelos viven, ellos conocían sobre problemas de tierras, pero no sobre historia. Sin embargo, empezaron a relatarme cuentos de la tradición oral, los cuales primero grabé en casetes y después con una cámara de video.
¿Por qué es importante rescatar la identidad xinca?
Nos han engañado por mucho tiempo. Se nos ha dicho que somos ladinos y al estudiar esta identidad en la región, no existe. Es una identidad indígena difuminada por lo ladino. Una falsa identidad española, especialmente entre la gente blanca. Pero es más indignante encontrar gente de piel oscura que se dice ladina y que el resto son indios.
Empecé en 1998, cuando comenzaba el reconocimiento de los pueblos indígenas. En Jutiapa, por ejemplo, al preguntarles sobre los xincas me contestaban ‘aquí no hay indios’. Tristemente es una de las áreas más marcadas por el racismo.
Cuando cuestionaba sobre los idiomas me respondían que esta parte de Guatemala ha sido monolingüe.
Me empezaron a llamar loco, porque estaba buscando lo que estaba muerto. A pesar del rechazo, no he dejado de luchar. Esto me despertó el interés por continuar mis estudios en Pedagogía y en Educación Bilingüe Intercultural.
Con el tiempo empecé a registrar toda la información lingüística y antropológica. Me ayudó el estudio de Lily Campbell, de la Universidad de Utah, Estados Unidos, la primera que hizo uno formal en la década de 1940.
Así empezó sus primeros esbozos sobre esta cultura.
Conocí al abuelo Xonito García, del Parlamento del pueblo xinca, en Jumaytepeque, Nueva Santa Rosa, pero no me quiso atender.
Para ese tiempo un grupo de lingüistas de la Universidad de Utah buscaba reunir unos 15 jóvenes de distintas comunidades para el estudio y rescate de esta lengua. No pude integrarme debido a la práctica magisterial, pero fue el primer vínculo importante.
¿Dónde están ubicadas estas comunidades?
En Jalapa, Jutiapa y Santa Rosa. De hecho, la cabecera de Jutiapa está asentada en algunas tierras comunales xincas. Los comunitarios atesoran el título de propiedad y la cédula real que los reconoce como dueños.
En las décadas de 1930 y 1940 hubo una serie de problemas, debido a que los alcaldes intentaron tomar esos títulos. Varios abuelos fueron asesinados, pues querían destruir las cédulas reales.
Hay 13 comunidades reconocidas por el Gobierno, aunque realmente son 17. Un censo elaborado por el Parlamento del pueblo xinca, en el 2009, arrojó que son 400 mil.
Los títulos de propiedad que menciona ¿son válidos con el actual Registro Catastral?
El problema es que fueron otorgados antes de la creación de La República. Sería como el Vaticano; un territorio libre dentro de otro ya establecido. De esa cuenta, entre los comunitarios persiste el miedo y todos los días trasladan la cédula real de una casa a otra. Tienen miedo, pues creen que les van a quitar la tierra. Este fenómeno se da en Santa María Xalapán, Jalapa; Yupilteque, Jutiapa y Jumaytepeque, Nueva Santa Rosa.
¿Por qué cree que muchos niegan sus raíces?
Descubrimos que en 1860 empezó una gran persecución hacia este pueblo por parte de los gobernadores, quienes se reconocían como españoles. Les prohibieron hablar su lengua, así que empezaron a tomar la identidad ladina y hablar en español.
Perdieron su identidad
Sí, por eso se dice que en oriente no hay indígenas.
¿Qué se ha logrado rescatar del idioma?
Se registraron 15 mil palabras. Originalmente hubo siete variantes del idioma, hoy solo quedan cuatro. Hablantes, al ciento por ciento, hay unos 2 mil, porque ya se enseña en las escuelas. Además, se ha capacitado a unos 500 maestros.
También hay un lado oscuro en las costumbres de este pueblo.
Son muy machistas. He luchado contra esto y el analfabetismo. Veía la debilidad en la organización, pues antes no había mujeres dentro del grupo, porque sus esposos no les daban permiso.
En dichas comunidades muchas se casan muy jóvenes, otras más sufren abusos sexuales por parte del padre o su familia y en otros casos son vendidas.
¿Cuáles han sido sus aportes en el área educativa?
Durante dos años trabajé como Coordinador de la unidad de Educación Bilingüe Intercultural en la dirección departamental de Jutiapa. Se hizo la actualización del Currículum Nacional Base (CNB), para la región xinca, en el que se adaptaron varios textos didácticos, como una lengua complementaria (no materna), además de asesorar en los textos en diversidad de lenguas mayas. Se publicaron varios cuentos para el programa nacional de lectura que fueron distribuidos a nivel nacional.
Otro de sus intereses es el aprendizaje de idiomas
Sí estudié en Calusac inglés, hasta el nivel 12, también portugués, el cual llegué hasta el nivel 5, y en alemán al 4. Siempre me ha interesado aprender otras lenguas. Estudiaba los viernes mientras trabajaba en la capital. Aprender otro idioma es útil para mejorar los procesos lingüísticos que son tan importantes para rescatar una lengua en peligro.
¿Obtuvo una beca para estudiar el doctorado en educación a distancia?
Sí, obtuve una beca del 75 por ciento en la Universidad Pontificia de Roma, Italia. En parte, gracias al suma cum laude de la anterior maestría, así como por mis raíces indígenas. Se presenta un expediente que incluye una postulación de 50 páginas sobre todo el historial académico. Para el próximo año voy a seguir estudiando Derecho.
El lunar en su frente tiene significados especiales.
Para los antiguos xincas, la luna determinaba los tiempos y la organización en la comunidad. Para definir la función de cada persona se hacía según los lunares de cada uno y así era el trabajo. En mi caso, una luna roja, significa el don de la sabiduría.
Por otro lado, me convertí al budismo hace cinco años, quizá a causa del lunar. Un amigo budista me preguntó si era practicante, si era un ajmá. Le dije que mi lunar era natural. No me creyó. Le mostré que siempre lo he tenido. Entonces me llevó a conocer su templo. El líder me dijo que era un bindi (marca natural de Buda).
Perfil
Estudia un Postdoctorado en Políticas Educativas en la Universidad Pontificia de Roma.
Doctor en Educación por la Universidad Pontificia de Roma.
Máster en Tecnología Educativa, por la Universidad de Utah, Estados Unidos.
Jefe de Educación Bilingüe Intercultural, de la Dirección departamental de Educación en Jutiapa (2007-2012).
Fundador y director del Centro de estudios lingüísticos del pueblo xinca, Narila, en el que elaboran material educativo gratuito para las escuelas.